jueves, 31 de octubre de 2013

Batalla que viene...dos políticos de Chilpancingo

Sólo faltaba una frase, la nota como se dice en términos periodísticos, para prever un enfrentamiento político entre dos priistas. Mario Moreno Arcos, actual presidente municipal de Chilpancingo frente a su homólogo anterior y actual diputado local y ex candidato a la gubernatura, Héctor Astudillo Flores.

Dos pesos pesados en alusión al deporte boxístico. Así que es de esperarse un encuentro digno de llevarse al archivo, para luego, alimentar el morbo.
Mario Moreno dijo, luego de que admitiera, durante su anterior administración (2005-2008) autorización a construir en una zona de riesgo, concretamente en la colonia Tepolcingo.

Asintió porque lo descurrió Protección Civil.

Esta es la frase que va a conducir a una batalla política: “nosotros lo que hicimos solamente fue regularizar lo que  ya se había aprobado con antelación, como ese, en varios casos”, dijo.

Expresión que va de acuerdo al contexto de las desgracias descubiertas por los huracanes Ingrid y Manuel.

Los que antecedieron a Moreno Arcos son: Saúl Alarcón Abarca, José Luis Peralta Lobato, Reyes Betancuort Linares y Héctor Astudillo Flores. Siendo éste último el líder del mayor grupo político organizado en Chilpancingo.

Moreno Arcos no especificó a quien se dirigía, como buen político, pero todas las señales se dirigen a Astudillo.

Insisto percibo un entre porque Astudillo, en el fondo de su corazón, desea volver a ser candidato a gobernador y Mario Moreno está trabajando con el mismo objetivo.


Moreno Arcos, como casi todos lo políticos, han salido raspados con el tema de la contingencia y Astudillo podría aprovechar “la alusión” para salpicarle sus deslices.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Transparencia

El concepto transparencia comienza a utilizarse cuando los priistas pierden, por segunda ocasión, la presidencia de la República.
El 2000 fue un trago amargo. Pero les llegó el pesimismo en 2006. En su pensamiento 12 años era una eternidad.
Muchos creían que jamás regresarían al poder.
En su desesperación comenzaron a pronunciarse por la rendición de cuentas, lo que hoy se conoce como transparencia.
Los priistas exigían que los gobernantes dieran a conocer públicamente cómo se gastaban el erario. Ya no estaban sus amigos o familiares en el poder. Sabían de lo que hablaban.
El argumento de la transparencia era el intento de acotar “ese placer que otorga el poder”, según, para beneficiar a la sociedad.
Nadie pudo hacer nada porque el poder que revisa y castiga a quienes desvían los recursos se dividió. Me refiero al poder legislativo.
En Guerrero con la llegada del PRD a la gubernatura el Congreso se partió en dos. Hubo entrampamiento; ni acuerdos como tampoco castigos.
Bueno, sanciones sí existen, pero son menores las cuales consisten en inhabilitaciones, es decir, a ser autoridades por un determinado tiempo. Pero no se encuentra legislado que regresen el dinero (comprobado) que han desviado.
Si con el PRI el poder legislativo era hegemónico con una de sus consecuencias en el fortalecimiento de la impunidad; con la retención de la gubernatura en el PRD, los legisladores de éste partido mantienen sus reservas con el poder ejecutivo. Es decir, se conserva fragmentado.
Bajo ese ambiente de confrontación entre perredistas es previsible que tampoco se legisle para sancionar a defraudadores. En conclusión seguimos como al principio y de nada vale la alternancia.
Existen leyes acotadas para castigar a posibles corruptos, pero todavía no se da la voluntad para una verdadera condena.