David Martínez Téllez
Una
institución hegemónica, como lo representa la iglesia católica, se encuentra en
crisis. El signo de esas dificultades es la renuncia del actual papa Benedicto XVI.
Para tratar de entender el poder de la iglesia
es necesario argumentar que esta fe representa 17.5% de la población mundial.
Cifra que se antoja minúscula; pero al ser comparada con otras religiones es la
que concentra al mayor número de fieles.
En el mundo existe cinco grandes religiones: Catolicismo,
Hinduismo, Budismo, Islamismo, Judaismo.
El origen del catolicismo se
dio en Europa, y en la actualidad es una religión mayoritariamente
latinoamericana, donde hay más de 800 millones de fieles, lo que representa el
60 por ciento del total de la población. Europa le sigue con 236 millones de
creyentes (17 por ciento del total). La población católica baja sensiblemente en los
continentes más poblados. En África representan apenas 9.8 por ciento de la
población total y 8.8 por ciento en Asia, en donde se practica el Judaismo,
Hinduismo e Islamismo.
Al abordar la
religión en China nos encontramos con que es un país con múltiples religiones y
más de 100 millones de creyentes. En el país se profesan el budismo,el islamismo, el catolicismo y el cristianismo. Además están el taísmo, propio de China, así como el chamanismo,
la iglesia ortodoxa oriental y la religión dongba. El budismo, el islamismo y
el taoísmo son las creencias más importantes por su alcance de difusión entre
la población.
Toda la
descripción anterior sirva para ilustrar que el catolicismo es la religión con
mayor número de adeptos en el mundo. Y es aquí donde se encuentra su fuerza o
poder, el cual se ubica en el aspecto ideológico. Es decir, que para
identificar el poderío de “alguien” se debe localizar en cualquiera de los
siguientes rasgos: económico, político (toma de decisiones), militar e
ideológico.
Es evidente
que si una institución logra concentrar dos o más de los anteriores segmentos
es todavía más poderoso o fuerte.
Y la iglesia
católica además de su potencial ideológico también se encuentra inmiscuido en
lo económico cuando cuenta con empresas y hasta un banco. A continuación
algunos ejemplos del poder económico de la iglesia católica:
En España la Iglesia católica es una gran potencia
inmobiliaria. No hay pueblo sin iglesia, ni ciudad sin catedral, ni casi monte
sin ermita. Se calcula que el patrimonio eclesiástico está integrado por 100
mil inmuebles. O dicho de otra forma, el 80% del patrimonio histórico-artístico
nacional pertenece a la Iglesia. (...) Para muestra, el 70% del suelo habitable
de la ciudad vieja de Toledo está en manos de la Iglesia. Y lo mismo puede
decirse de Ávila, Burgos o Santiago de Compostela. (...) Nadie sabe la cuantía
total del patrimonio eclesiástico. La Iglesia no lo dice, escudándose en el
funcionamiento diocesano de la misma.
En Roma un tercio de los edificios son propiedad del
Vaticano. Y es similar en otras ciudades italianas. El tesoro en oro acumulado
por el Vaticano es posiblemente uno de los más grandes del mundo. A los
indígenas de América –que fueron matados a millones por este oro– hasta el día
de hoy no se les ha devuelto nada.
La Iglesia española es accionista de empresas como
Inditex (Zara), Endesa, Banco Popular o Telefónica. A través de Umasges, la
sociedad creada por la cúpula eclesiástica, ésta invierte en Bolsa. La Santa
Sede es propietaria de acciones en la General Motors, IBM y Disney, además es
inversora en empresas de alimentación (FOCUS-online). A esto hay que añadir
empresas de servicios y de telecomunicación, así como bancos y aseguradoras
valoradas en más de 12 mil millones de euros.
Espero ahora
y se entienda porque la lucha de los grupos que hacen política en el Vaticano.
No solamente controlan “la mente”, sino también mucho dinero.
Lo
interesante es lo que viene de la sucesión papal. De acuerdo a las
estadísticas de Santa Sede, en este momento hay 209 cardenales en total, de los
cuales 118 son electores. La cifra de purpurados por continente y país refleja
los hilos de poder que existen en la Iglesia católica, pues 55 por ciento del
total de cardenales son europeos, cuando apenas tienen 17 por ciento de los
fieles católicos. En esta geopolítica del poder católico, América Latina sale
perdiendo pues con 60 por ciento de los fieles, apenas tiene 30 cardenales
(14.3 por ciento del total).
La cifra más escandalosa es el
poderío que siguen teniendo los cardenales italianos. Italia tiene 49
cardenales, más que América Latina y África juntas, de los cuales 28 son
electores. De modo que, por sí solos, los purpurados italianos controlan una
cuarta parte de los votos que elegirán al próximo papa, un pontífice de una
iglesia que no es universal, sino latinoamericana por sus fieles, y europea por
sus cuerpos dirigentes.
También se ha dicho que el papa Ratzinger en sus escasos
años de pontificado logró controlar a la mayoría de los cardenales. De ser así,
entonces, los europeos perfilarán a un papa de ese continente. Y como estamos
hablando de política, podría haber una sorpresa si llegara a elegirse a un papa
de color de piel, lo cual derivaría en dos escenarios: a) la iglesia se
modernizaría y la población con menos recursos entendería que uno “de los
suyos” ha llegado y b) otro sector de católicos, lo más pensantes, entenderían
que se acerca el apocalipsis porque está siendo dirigida por un negro.
En el primer escenario tendría un mayor número de
adeptos; en el segundo, socavaría a su opinión pública. Esperemos, entonces,
por quién se van a decidir y luego observaríamos el comportamiento de estos
fieles. revistaa@yahoo.com