Su nombre es Rubén
Figueroa Smutny, el tercero del apellido “revolucionario” en los últimos 50
años.
Ha comenzado a dejarse
ver en conferencias de prensa. La más reciente a un lado de los empresarios de
la Coparmex, quienes exigen más atención por la inseguridad. Sino es su aliado,
por lo menos, en este momento simpatizan.
El abuelo Rubén Figueroa
Figueroa fue, al igual que el padre, Rubén Figueroa Alcocer, gobernador del
Estado de Guerrero. El primero en 1974 y el segundo en 1993.
Al nieto lo apodan el
tigrillo, seudónimo que deviene del abuelo a quien lo reconocían como el tigre
de Huitzuco. Lo facundo de los
Figueroa en sus expresiones verbales es sello de prosapia.
Por ejemplo, recuerdo
algunas frases del ingeniero Figueroa Figueroa: “en Guerrero no hay presos
políticos, lo que hay son muertos políticos”. El contexto se refería a las
demandas de presentación con vida de varios luchadores sociales, sometidos o
desaparecidos en la época llamada guerra sucia.
“Trae el manto del
señor”, dicho dirigido a Arturo Durazo Moreno, el secretario de Seguridad
Pública en el sexenio de José López Portillo, cuando construyó un palacete en
Zihuatanejo. En la última etapa del periodo del partido único el presidente era
intocable lo mismo que sus grandes amigos.
Durazo Moreno fue quien,
desde niños, defendía a López Portillo de bullyng. Agradecido por ese gesto Portillo lo
nombró secretario cuando antes era una dirección de seguridad pública. Y como
traía toda la fuerza del mandón, hacía y deshacía. Durazo abusó de su cercanía
con el presidente. Era intocable.
Desde la época de
Figueroa Figueroa se construyó una amistad familiar con los Salinas. Principalmente
con Raúl Salinas Lozano, padre del quien fuera presidente de la República
(1988), Carlos Salinas de Gortari.
Cuando culmina el
sexenio de Salinas de Gortari (1996), también concluye -coincidentemente- el
mandato de Rubén Figueroa Alcocer como gobernador en el Estado de Guerrero.
El contexto político en
los gobiernos de Figueroa Figueroa y Figueroa Alcocer se presentan
sustancialmente distintos a pesar de que es el mismo partido en el poder.
Con Figueroa Figueroa
estaba en auge el sistema de partido único. Con Figueroa Alcocer ya había
iniciado el periodo de partido hegemónico. Además el nuevo presidente, Ernesto
Zedillo Ponce de León, luego de un proceso cuestionado (1988) logra obtener el
mayor número de votos en toda la historia del PRI, fueron 17 millones de
sufragios.
No solamente en el ambiente se encontraba el controvertido triunfo de Salinas frente a Cuauhtémoc Cárdenas, sino que
habían asesinado al candidato a la presidencia del partido hegemónico, Luis
Donaldo Colosio Murrieta. La enorme cantidad de votos a favor del PRI o a Zedillo le
devolvió legitimidad a ese partido y al sistema político.
Salinas quiso imponerse "con un salinato" y el grupo Zedillista lo inhibió. Le hizo exactamente lo mismo que Lázaro
Cárdenas a Plutarco Elías Calles. Salinas tuvo que exiliarse y vivió entre Cuba y Suecia.
Debilitado el grupo
salinista tuvieron que caer sus aliados y cercanos, en este caso, Rubén
Figueroa Alcocer en el gobierno del Estado de Guerrero.
Figueroa Alcocer en
comparación con su padre era más cauto en sus declaraciones. Era más bien de
bajo perfil; en cambio el padre (Figueroa Figueroa) le gustaba llamar la atención. Era más
excéntrico.
Y esto es lo que también
realiza Rubén Figueroa Smutny, el diputado local, con aspiraciones a gobernar
el municipio de Acapulco y, luego, porque no, el estado de Guerrero.
Se dice que en política
se tiene que hablar de la persona, mal o bien, pero debes estar en boca de la
gente. Y ese es una de las estrategias de Figueroa Smutny.
Declara sobre temas
económicos, por ejemplo, La Parota, en donde él apoya el proyecto de su
construcción. Obviamente muchos ciudadanos se oponen. Y la gente asocia la
posición política del abuelo y ahora del nieto: lo califican de reaccionario.
Hace política cuando
recorre varias colonias del puerto, con la firma decisión de conseguir apoyos
para la presidencia municipal del puerto. En este campo se verá el rostro con
el hijo del actual gobernador, Ángel Aguirre Rivero. Dos titanes familiares de
la política estatal.
Figueroa Smutny en días
recientes dijo que grupos sociales como la CETEG y la UPOEG son organismos que
se “encuentran detrás del surgimiento de grupos guerrilleros”. Declaración que
le valió una reprimenda de los líderes magisterial y social con un “que se
calle”.
Figueroa Smutny está en
boca de muchos, se habla de él, se comenta lo que declara. A lo mejor su
estrategia está desorientada porque lo que marca el marketing político es que
se hable bien. No solamente que sea popular.
También Figueroa Smutny a
de considerar las alianzas con grupos económicos de Acapulco, donde la familia
es un activo. De otra manera le sería casi imposible siquiera pretender la
nominación para administrar el puerto.
Y, lo más trascendente, es que los Figueroa conservan la amistad tanto del presidente de la
República como la de Salinas de Gortari, y esto cuenta y mucho en política.
Al nieto le pesa la
historia de los dichos de Figueroa Figueroa, sin embargo, en este asunto de la
política le favorece porque los jóvenes poco o nada saben del pasado. Es decir,
que su virtud es presentarse como lo que es: un novato y audaz. Y eso le gusta
a los chavos, quienes en los últimos eventos electorales han dado el triunfo a
los ganadores. revistaa@yahoo.com