viernes, 26 de agosto de 2016

Discurso Trumpista...la última y nos vamos

Donald Trump, candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido Republicano, ha cambiado de estrategia de campaña en tres ocasiones. Lo normal en una competencia para persuadir a un electorado. Retoma el discurso de las promesas.

Los mercadólogos, los de verdad, recomiendan emitir palabras dirigidas al tipo específico de auditorio en el que se presenta el candidato.

En su primera etapa, Trump, escogió una casa propagandística que elaboró una serie de presentaciones para persuadir a los simpatizantes y militantes del Partido Republicano. ¡Y vaya que lo logró! Se mostró como paradigma de triunfador.

En la segunda etapa contrató los servicios de otra empresa porque iba a comenzar el enfrentamiento político contra otro partido. Y su público ya era heterogéneo y diverso. En lugar de mantenerse o, en el mejor de los casos, y todavía mejor incrementar su popularidad, se fue al descenso.

En este nivel el candidato debe hacer lo que le recomiendan sus asesores de imagen y de elaboración de discursos. El mismo candidato ha cometido varios errores que en lugar de sumar sectores lo ha perdido. Tal ha sido la pérdida que ha causado división entre gente importante del partido Republicano.

Como se puede observar Trump no le ha hecho caso a sus asesores y eso indica autoritarismo. Y para empeorar el asunto en la tercera etapa se rodeó de amigos y hasta de su hija Ivanka, quienes carecen de formación profesional. Y entonces…promete.

Ahora anda diciendo que va a mejorar las condiciones de los migrantes. No sé quién le vaya a creer  del mundo latino cuando, hasta el momento, ha estado en su perfil de restringir el tránsito de este sector a Estados Unidos. Ha sido xenófobo.

El cambio de discurso es peligroso, en un ambiente de campaña política, porque esa imagen de hombre decidido a impedir el flujo de personas de otros países al país poderoso le había dado buenos resultados. Es decir, puede perder más simpatía entre el electorado Republicano.

En esencia Trump ha decidido retornar al discurso político de ofrecer hasta el cielo con tal de ganar votos. El resultado real lo conoceremos el 8 de noviembre con este cambio de contenido.


Trump ganó una imagen y a estas alturas de la propaganda política ya es difícil que lo vean diferente. En el ámbito del marketing político no se puede vender lo que en esencia no se es.

jueves, 25 de agosto de 2016

Última tentación del PRD

Hasta algunos dirigentes de corrientes políticas del PRD guerrerense ya dan por muerto al PRD después del 2018.

Señalo a uno que hizo recientemente la siguiente declaración periodística: “si el PRD no se alía con alguien va a desaparecer”. La frase es de Oscar Chávez, líder de Izquierda Democrática Nacional, en el Estado de Guerrero.

Y es que la tiene difícil el PRD nacional y de Guerrero.

La tentación se ubica en una alianza, eso lo tienen muy claro la mayoría de los perredistas. El dilema lo encuentran a quién dirigirse; si con el PAN (en Guerrero es escasa su presencia) o con Morena de López Obrador.

López Obrador no les va a dar espacios, eso también lo han contemplado y es en ese sentido que dudan en celebrar una alianza con este partido.

Con el PAN el problema es ideológico; pero, también lo entienden con posibilidades de ganar la presidencia con la certidumbre de que sí les van a dar lugares de toma de decisión.

Los dos escenarios lo han discutido las cúpulas perredistas; donde no logran conectar sus privilegios es con sus bases. Éstas son perredistas y no quieren, ni siquiera, un acercamiento con el PAN. Tal vez con Morena porque entienden que son la izquierda.

Vislumbrado así el asunto, las dirigencias, en caso de decidirse juntar con el PAN, se irían sin base social; si llegaran a unirse con Morena no tendrían la oportunidad de sentarse detrás de un escritorio. Poca cosa ¿no?

Otro escenario es que las corrientes se queden organizando y apoyando al PRD y con lo poco (es lo más probable) o mucho de su cuota electoral les toquen las diputaciones que le corresponda. Lo que es cierto es que el PRD conserva el 3 por ciento que necesita para conservar el registro como partido nacional.


Lo interesante será saber cuál tentación tomará la mayoría; porque así como lo dibujan sus dirigentes va a salir dividido el perredismo.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Periodistas guerrerenses, protagonistas

Ya culminaron los juegos olímpicos en Río de Janeiro, Brasil y parecería que terminaba el espectáculo.

Ayer los protagonistas del “chou” fueron dos periodistas. Como si faltara un ingrediente bajo este clima de inestabilidad que vivimos.

Usaron ambos la violencia verbal y uno de ellos (reconoce) perdió la cordura y golpeó. Amacizó a su adversario con tres o cuatro puñetazos.

Se trata de Alfredo Guzmán quien escribe columna con el seudónimo Voyerista y actualmente es Secretario Técnico del Fondo de Apoyo a los Periodistas (FAP).

El contrincante se llama Salomón Cruz, ex dirigente de la delegación XVII del SNRP y en esa fatídica reunión traía la representación de los grupos organizados al FAP. Ahora se desempeña como reportero, hasta donde recuerdo, de la agencia IRZA.

La descripción de Cruz, palabras más, letras de menos: “me agarró con un puñetazo de frente, y luego, casi sometido boca arriba, me tiró tres o cuatro golpes en el rostro, yo le  dije ‘¿así tratas a los periodistas porque eres funcionario?’, yo no le hice nada” –se refiere a que no golpeó, ni metió las manos para defenderse, bueno, eso quiero pensar-.

La versión de Guzmán en las diferencias verbales sostiene que Cruz aludió a la mamá, para que se escuchara esa “sacrosanta palabra” derivó de que Guzmán le dirigiera que si por él fuera Cruz Gallardo estaría en la cárcel.

El recordatorio del 10 de mayo hirvió la sangre guerrerense de Guzmán Voyerista. Escribió en su cuenta de Facebook, lo reconozco y acepto.

El sitio del acontecimiento fue en las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Social.


El suceso me conduce a una interrogante, es retrato de ¿“así somos los periodistas”? Altaneros, soberbios, provocadores, violentos y “bofes”. ¿Somos profesionales o todavía de oficio para servirle a la sociedad?

martes, 23 de agosto de 2016

Plagio; éste, et al

El escándalo del plagio del 30 por ciento de la tesis de licenciatura de Enrique Peña Nieto es político y no académico.

La bulla conduce a una ruptura entre la cúpula gobernante del PRI. Y sí continúa esa diferencia y se prolonga hasta 2018 daría como consecuencia la pérdida de la presidencia de este partido en el poder.

Los beneficiarios de la división priista podrían ser Andrés Manuel López Obrador de Morena o el candidat@ del PAN, o, en una de esos azares de la vida política le podría caer a quien llegara a ser candidato de unidad del PRD PAN.

Si la discusión fuera académica la responsabilidad y los calificativos recaerían en el asesor Alfonso Guerrero Martínez, actual magistrado del Poder Judicial de la Ciudad de México, por no revisar el texto con mayor atingencia.

Seamos sensatos y realistas. Por excelente académico que alguien fuera no se sabe de memoria los textos de otros autores. Un trabajo de investigación, vamos a ubicarlo de serio, por lo menos refiere 10 libros. Si son más se  complica la memoria del asesor.

Y no es que sea tramposo el sustentante, en verdad muchos tesistas plagian textos. Los más agudos meten otros términos y los perezosos nada modifican. Lo que busca el prospecto a licenciado es cumplir con la aberrante cuota de páginas.

La situación me lleva a considerar que si en al ámbito académico no nos han enseñado a pensar por si mismo, en ese nivel es que tenemos como resultado un pueblo mediocre. Somos repetidores cuando en este terreno (la educación) deberíamos fomentar la interpretación. Nos inculcan ser “los mejores”, pero la diferencia es cuando captamos querer ser “únicos”.

Pero el plagio existe en lo académico, y también en otras artes, como la literatura que tampoco escapa al robo de historias.
Arturo Pérez Reverte, escritor español tuvo que pagar a los verdaderos autores de la La Reina del Sur. La narración se hizo famosa en formato de libro y luego presentada en serie para televisión.

 El crítico literario mexicano Sealtiel Alatriste renunció a la coordinación de difusión cultural de la UNAM por plagio, no de un libro, sino de varios.

Héctor Aguilar Camín también se robó un texto sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, lo tituló La tragedia. El verdadero autor se llama Pedro Ochoa Palacios y tituló su trabajo: LDC; Los días contados.

Incluso se menciona que el portugués Saramago, el famoso nobel de literatura, también parafrasea textos del escritor Teófilo Huerta Moreno.

Con esta propaganda negativa de plagio sobre la imagen presidencial mexicana va a ser difícil que, incluso, recomiende, a un sucesor en las postrimerías del cambio sexenal.


Las encuestas lo ponen que sólo tres de diez mexicanos simpatizan con la actual figura presidencial. Su partido lo golpea. La interrogantes es ¿llegará el final de su periodo?

lunes, 22 de agosto de 2016

Caso Chavarría, a 7 años

¿Por qué se complicó el esclarecimiento del asesinato de Armando Chavarría Barrera?

La respuesta es temeraria, pero no irresponsable. No se cuidó la escena del crimen. La única prueba que ofrezco son las fotografías que circulan en internet donde se observa que familiares y amigos lo están abrazando y le lloran tendido fuera del auto donde le habían disparado. No se ve que el lugar se encuentre acordonado por las autoridades.

De acuerdo a las mismas fotografías publicadas en su momento, se observa que Armando Chavarría fue ultimado de un balazo en la frente y se encontraba frente al volante con el rostro viendo hacia un lado dentro de un automóvil color blanco.

O estaba estacionado frente a su casa o llegaba en su automóvil a la fachada de su casa.

En su momento se describió que vestía un uniforme deportivo, por lo que se deduce que había ido a realizar ejercicio en un gimnasio. Lo sacaron del auto cuando debieron evitar cualquier manoseo.

En un diplomado sobre dificultades del periodismo en situaciones de alto riesgo, el profesor del módulo fue enfático en señalar que un reportero, con insistencia señaló a los gráficos,  guardar distancia del lugar donde sucedió la tragedia. Por demasiado profesionalismo que muestre, ya sea el fotógrafo o el reportero, no debe pisar la escena del crimen porque desvía la atención de la investigación y hasta puede resultar como presunto ejecutor o cómplice del suceso.

Por el cargo que representaba Chavarría (presidente de la Comisión de Gobierno de la Legislatura local) de inmediato se vinculó el acontecimiento con el ámbito político. Además era el prospecto a ser candidato natural a la próxima contienda por la gubernatura en 2011 por el Partido de la Revolución Democrática.

Chavarría ya había sido diputado federal, senador y precandidato a la gubernatura y en el momento del deceso se desempeñaba como diputado local.

Es probable, como señalan diferentes actores políticos, que el asesinato se haya decidido en las esferas del poder. Sí, si es posible.

Por eso se realizó y se continúa realizando la investigación. Pero, como lo establecí desde el principio no puede continuar ninguna, sí ninguna línea de investigación por la alteración que sufrió desde la misma escena del crimen. Según mi punto de vista.

El que se esté comentando sobre el tema es con la intención de desviar la atención y de que actores políticos llamen la atención y con sus declaraciones revivir sus viejas envidias y rencores.

Incluso, en el ánimo del morbo, se llegó a hipotetizar que Ángel Aguirre Rivero pudo haber sido el autor intelectual del crimen de Armando Chavarría, ya que visualizó que el único que le estorbaba en sus aspiraciones para presentarse como candidato a la gubernatura era precisamente Chavarría.

Desde una perspectiva política cobra sentido esa hipótesis, pero es darle a Aguirre Rivero una visión política de futuro envidiable. Y si se trata de inventar escenarios, hubiera sido poco probable que Aguirre renunciara al PRI si Chavarría fuera el candidato a gobernador por el PRD.

El caso Chavarría da para más alegorías políticas. Lo real es que se ha perdido credibilidad en la Procuraduría. Son 7 años y nada.