lunes, 14 de noviembre de 2016

Matrimonios Gay y EPN

La polémica por la legislación de matrimonios y adopción del mismo sexo ha llegado a su término.

El PRI ha decidido dar por concluido el debate porque en términos políticos le quita votos del sector llamado iglesia católica que, es una ideología, con mucha fuerza pues representa a 7 de cada 10 mexicanos.

Si bien los grupos lesbicogay son muy organizados y escandalosos todavía son escasos en comparación con los religiosos.

La iniciativa de igualar los derechos de los grupos homosexuales, lesbianas y transgénero despertó una controversia en todo el país. El PRI midió las consecuencias y, me imagino, concluyó que fueron más numerosos quienes están en contra de esos derechos, efectivamente humanos pero reditúan pocos votos.

La propuesta era de largo alcance, de poner al país a nivel en las mismas condiciones que las naciones de primer mundo. Para que el mundo observara que quienes gobiernan México son personas que vigilan los derechos humanos de todas las personas.

Sin embargo, en términos políticos no se trata de enviar una imagen de ser modernos, sino, en el terreno pragmático, de obtener el mayor número de votos.

El PRI ha comenzado a moverse en pos de conservar la presidencia en 2018.

En esta nueva imagen del PRI con su unidad otorgada por el triunfo de Trump también va de manera paralela la figura presidencial.

EPN en los últimos meses, como dirigente de México y de su partido, se ha visto mermada. Y aquella visita de Trump a Los Pinos su imagen descendió a niveles preocupantes en donde apenas dos de cada 10 personas le otorgaban crédito favorable.

Triunfó Trump y políticamente se levantó EPN.

El PRI es un partido que observa para el futuro mediato. Y adquiere fuerza con un presidente políticamente fuerte.


Un triunfo electoral ofreció un viraje político en la imagen de Enrique Peña Nieto. Tuvo el tino o la visión, así se percibe, de apostarle a Trump.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Con Trump también gana Peña Nieto

Millones de mexicanos lamentan el triunfo de Donald Trump. Quien se encuentra feliz del acontecimiento conquistador de Trump es Enrique Peña Nieto, presidente de México. Y no es para menos.

En su momento, EPN fue criticado por casi todos los partidos políticos al haberlo invitado a Los Pinos siendo candidato a la presidencia. Fue tal la presión política que sacrificó la carrera política de Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda.

Todos los partidos, incluidos algunos de su propio partido, coincidieron en señalar que fue una pésima decisión haberlo invitado porque interpretaron asumía una posición de súbdito.

Lo que pocos descubrieron en esa invitación fue una jugada maestra de la política. Y no era para beneficiar al país, sino de rescatar a quien en este momento ocupa la presidencia.

La idea no provino del equipo cercano a EPN, sino desde los asesores del partido Demócrata, sí el de Hillary.

Y es que el objetivo era consolidar el voto latino a favor del color azul, el de los demócratas. La visita de Trump iba a detonar el odio hacia su candidatura por el discurso xenofóbico. Así ayudarían a la imagen de Hillary. Quienes salieron muy raspados en México fueron el poder ejecutivo y Videgaray. Pero, ambos amarraban si llegara a ganar el güerito.

El cálculo no fue el que esperaban los  demócratas. En lugar de acrecentar la animadversión Trump arrancó votos a su favor. Ahora se sabe que fue del 30 por ciento de los latinos favorecieron a Donald y fue gracias al acercamiento entre EPN y Trump.

EPN, como muchos lo saben, se encuentra en una posición de escasa aceptación política como poder ejecutivo. Apenas 3 de cada 10 mexicanos le reconoce su desempeño como presidente.

Una reciente encuesta elaborada por El Universal coloca en tercer lugar de las preferencias electorales al PRI, sitio que refleja la animadversión dirigida a Peña Nieto.


Pero el triunfo de Trump le regresa la fuerza política que necesita  El impulso es personal, solo para EPN.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Por qué gana Trump

Democracia: en una competencia político electoral gana quien logra el mayor número de simpatizantes y que éstos vayan a votar.  Se persuade, se compromete u obliga al mundo a acudir a las urnas.

Triunfa Donald  Trump porque su estrategia se basó en ser el más popular a través del método de la  polémica. Que se hable, incluso mal, pero que esté en comentarios. Uno de los sectores que buscó y encontró el equipo de campaña de Trump fueron los jóvenes, el sector maleable.

Lo que llama la atención es que Trump le ganó la presidencia de los Estados Unidos a los dos partidos norteamericanos. El partido que los postuló, o sea el Partido Republicano, por lo menos su cúpula lo abandonó. Lo dejó solo durante la campaña y aún así ganó. En conclusión Trum venció a partido republicano y al demócrata.

Trump también venció a algunos periódicos con influencia en los Estados Unidos. Por ejemplo, el New York Times de Carlos Slim.

En los resultados finales el Partido Republicano gana en ambas cámaras y se parte de la idea que Trump tiene el control político de los Estados Unidos y por lo tanto va a hacer lo que se le antoje (por decirlo de alguna manera); en el panorama político en realidad ambas cámaras se van a convertir en el freno del poder ejecutivo.

Aquí he mencionado que el partido Republicano se alejó de Trump precisamente por ese perfil de xenófobo, misógino y racista, lo cual se ubicaba como un personaje peligroso. Ahora ha llegado a la presidencia y este partido republicano en ambas cámaras pasará a ser el tope de los excesos de Trump.

La personalidad de Trump durante la campaña fue convincente. Se limitó a decir “su verdad” a pesar de que era contraria a muchos intereses económico y políticos de sus correligionarios. Pero ese discurso convenció a una sociedad conservadora. Trump nunca engañó como es lo clásico entre los políticos.

Otro de los aciertos de la campaña de Trump es que logró persuadir al 30 por ciento del voto latino, cuando se esperaba que la gran mayoría le apostara a Hillary. El otro dato de este sector es que por su propia cultura abstencionista y de incredulidad a un proceso electoral no acudiera a votar y esta característica se observó en la votación del 8 de noviembre.

La sola presencia de una mujer en puestos de elección popular regresa a la mesa de discusión si las mujeres todavía no alcanzan la mayoría de edad para dirigir. Y esto nos lleva a confirmar, nuevamente, que la sociedad norteamericana sigue siendo conservadora.

Ganó Trump y pierde no solamente Hillary y su partido demócrata, sino también la figura presidencial de Barack Obama. La sociedad electoral estadounidense reprueba el desempeño de los últimos años del presidente de color.

Las cifras oficiales con el triunfo de Trump vuelven a poner en duda la credibilidad de las casas encuestadoras. Incluso en el día de la elección la mayoría sostenía que Hillary se colocaba ligeramente arriba de Donald Trump.  O hicieron campaña a favor de Clinton o realizaron un pésimo desempeño académico.

La conquista del poder en la persona de Trump movió la paridad peso dólar. Rebasó los 20 pesos frente al dólar. A partir de esta fecha los productos de origen gringo tendrán un precio más caro.

El otro ganador de triunfo de Trump es el presidente de México, Enrique Peña Nieto. En su momento se le criticó por haberle invitado a los Pinos. Trump y Peña Nieto construyeron relaciones públicas personales. No fueron de Estado. Y ahora Trump va a proteger a Peña Nieto por lo que pueda suceder.

Quien perdió, casi casi, la nominación para ser considerada precandidata a la presidencia es Margarita Zavala, pues el ícono de género se cayó con Hillary.


El sector más preocupado porque haya ganado Trump son los migrantes latinos. El discurso se enfocó sobre ellos y si llegara a cumplir lo que dijo habrá severas reacciones.

martes, 8 de noviembre de 2016

Elecciones EU repercusiones México

Este martes se define, por fin, quién será el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. En cuestión de horas (por la noche del mismo día) conoceremos al ganador entre Hillary Clinton y Donald Trump.

El evento electoral gringo es bastante singular ya que se enfrenta una mujer y un representante directo de los intereses empresariales.

Al asomarse una persona que es portavoz de género (como emblema de una nueva cultura política) envía un mensaje de cambio. Y hasta podría darse el caso de un retorno al matriarcado, siempre y cuando gane Hillary, como bien lo señala el filósofo griego Polibio la historia política se repite. Otros de manera llana indican que en política en ocasiones están abajo y en otras arriba.

Los profesionales de la política entienden perfectamente este círculo y es por eso que no se desesperan. Saben que en algún momento van a regresar a estratos de mando.

La mujer tuvo un periodo de poder y parece que va a regresar con otras condiciones. Porque Estados Unidos, querámoslo o no reconocer o admitir, en este periodo capitalista, sigue siendo el país más poderoso. En el escenario de que triunfe Hillary va a marcar sucesos similares en otros países. Como podría suceder en México.

Es necesario recordar que lo que le suceda a Estados Unidos tiene repercusiones directas en los sucesos políticos en nuestro país. En el caso que comento no se trata de una filtración directa como ha sucedido en otros episodios de la historia política mexicana. Sino de una influencia de imagen.

Si una mujer gana en un súper país eso puede, incluso, determinar o ser autoridad, para que pueda ganar otra mujer en el país vecino. Es en este sentido que participa Margarita Zavala como precandidata a la presidencia.
Obviamente esta postulación desata una polémica dentro de su partido, porque la lucha por el poder, es encarnizada y, hasta cierto punto, virulenta. Así que el primer y gran escollo para Zavala es lograr que su persona obtenga la unidad de su partido para postularla como candidata a la presidencia.

Una muestra de esa disputa por ser el o la nominada por su partido político también lo vivió Hillary Clinton al enfrentarse frente a Benny Sanders, otro político muy popular tanto en su partido como en la región donde ha realizado trabajo político.

Si la democracia es una competencia en donde va de por medio la popularidad, en este sentido Margarita Zavala, precisamente por su condición de ser mujer, lleva, de acuerdo a varias encuestas, la ventaja de ser popular o conocida.

Si llegara a ganar Hillary la presidencia de Estados Unidos, la sola esencia de ser mujer -me refiero a Zavala- le incrementa los bonos. Pero, siempre existe el pero, no por sólo este hecho (del triunfo de Hillary) en automático le dará el gane a Zavala.

Líneas arriba apunte el primer escollo al interior de su partido. El segundo y gran desafío es que la sociedad política la reconozca por su habilidad y sea omisa del pasado de su esposo Felipe Calderón, quien enfrentó al ejército con los miembros del crimen organizado con un saldo desastroso de miles de muertes.

El caso Trump también es interesante ya que él no es representante de los intereses empresariales de los grupos políticos o económicos de Estados Unidos; él, Trump es empresario. Y como triunfador que ha sido se ha ganado respeto y admiración, por estas dos cualidades se ha vuelto muy popular.

Sin embargo, presenta debilidades. No es político y por esta característica desconoce la habilidad del engaño. No de mentir, sino de presentar un papel donde pueda simular. De manera torpe dice su verdad y con ello lastima los intereses de otros sectores económicos y políticos.

Y a pesar de estas desventajas Trump ha logrado ser popular.

La última encuesta que leí sobre la popularidad, tanto de Clinton como de Trump, marca una diferencia de escasos tres puntos porcentuales a favor de Hillary.

Es decir, que técnicamente Hillary y Trump se encuentran empatados. Es de esperarse que los sectores aliados de Hillary como son las mujeres, los latinos  y hasta la raza negra le den el triunfo a ella.


Es cuestión de tiempo. Dos o tres días se votará por la presidencia de Estados Unidos. Donde por ser una participación de la gente a través de las urnas, no se ha visto el uso de la violencia.