David Martínez Téllez
Rubén Figueroa Smutny,
el tercero de la dinastía, por lo menos de los últimos 50 años. Antes hubo
otros Figueroa: Rufo, Andrés, Rómulo,
Ambrosio y Francisco. Y aunque a muchos no les guste, Smutny, políticamente
hablando, se ha renovado. Así que el apellido Figueroa está vigente y
fortalecido.
Los Figueroa, desde Huitzuco, allá en la primera década del
siglo pasado, tomaron por asalto el poder. Eran parte de una cofradía. Y se
hicieron poderosos con la ayuda del apóstol de la democracia: Francisco I.
Madero. Durante los años turbulentos e inestables de la revolución trabajaron
con bajo perfil. Resurge el apellido con otro baluarte de la revolución:
Venustiano Carranza, quien le dio estabilidad jurídica a la nación.
El poder político de los Figueroa siempre estuvo latente en
Guerrero. Hasta que Rubén Figueroa Figueroa exige su herencia política en la
década de los 70. Es gobernador por la amistad con Luis Echeverría Álvarez,
entonces presidente la República, quien decidía “hasta el movimiento de las
hojas”.
Figueroa Figueroa persuadió a Echeverría de que en la entidad se
necesitaba a un hombre audaz y valiente, entonces se decía a un hombre muy
bragado. Por supuesto que se refería a él. En aquellos años había surgido la
guerrilla campesina en Guerrero con Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Luego
vendría la urbana con la liga 23 de septiembre.
El fuego se combate con fuego, le habría dicho Figueroa Figueroa
a Echeverría, quien también compartía esos métodos.
Lucio y Genaro para conservar su movimiento se allegaban de
recursos a través de secuestros de personalidades y asaltos a instituciones
bancarias. Uno de los más conocidos fue el del rector de la universidad
guerrerense, Jaime Castrejón Diez. Anoto una anécdota escrita por el mismo ex
rector. Habían secuestrado al profesor. Se lo llevaron caminando por un cerro
con los ojos vendados. Al quitarle el trapo de la vista Castrejón expresó: Ah,
eres Lucio. Genaro contestó: qué me ves cara de puto?
En ese ambiente “caliente” es que llega Figueroa Figueroa a la
gubernatura. Y esa imagen de hombre “mal hablado, rudo y resuelto” es la que se
conserva.
En los noventa regresa el hijo a la gubernatura: Rubén Figueroa
Alcocer, quien traba una amistad entrañable con Carlos Salinas de Gortari. Una
interpretación de la caída como primer mandatario estatal (1996) fueron las
diferencias políticas entre Salinas y Ernesto Zedillo Ponce de León. Éste último
era el preciso del país y la última etapa del partido hegemónico. Hoy el PRI no
es hegemónico, pero si mayoritario.
Con Enrique Peña Nieto está de vuelta Salinas en el poder federal
y con él los Figueroa en la entidad. En la actualidad ya no todo lo decide el
presidente, pero sí se le respeta su investidura. Es decir, que a la llegada de
lo que le decimos democracia se ha establecido la competencia electoral. Gana
quien obtenga mayor número de votos en un proceso. Y es aquí en donde entra
perfectamente Figueroa Smutny.
Rubén Figueroa Smutny, por su edad representa a las nuevas
generaciones del PRI. En contraste el mismo historial “negro” del apellido le
pesa. Y ahí está precisamente su habilidad para sacarle provecho a su objetivo
de convertirse, primero en presidente municipal de Acapulco y luego en la
búsqueda de la gubernatura.
Hace unos días se reunión con los familiares del evento de Aguas
Blancas (en donde perdiera la gubernatura su padre), en donde les ofreció su
apoyo. Un acontecimiento inédito porque ambas partes encontraron un punto de
acuerdo. Ese arreglo sólo se pudo dar por el acercamiento nuevos actores, es
decir, los hijos de los protagonistas.
Figueroa Smutny en su afán de ser presidente municipal de
Acapulco se está reuniendo con colonos del puerto. Está visitando los lugares
más recónditos. Además como legislador ha propuesto iniciativas. También se
encuentra realizando gestoría. Como joven de la política está incursionando en
las redes sociales. Está dándose a conocer por todos los medios de
comunicación.
En una palabra se está puliendo. El nuevo Figueroa está
presente. A muchos de nuestra generación tal vez nos incomode el apellido
Figueroa; pero él se está dando a conocer de otra manera y se está volviendo
popular. Y eso es lo que se necesita para ganar un espacio político. Veremos
hasta donde le alcanza su estrategia. revistaa@yahoo.com
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