David
Martínez Téllez
En
términos estrictamente políticos (llegar o retener el poder) habría que
celebrar ciertos mecanismos para apaciguar a un conglomerado en protesta y
además ganarte al líder de aliado.
Me
refiero al nuevo nombramiento del nuevo presidente del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE), Juan Díaz de la Torre, ex secretario
general de dicho organismo.
Luego
de detener y llevar a la cárcel a la lidereza, Elba Esther Gordillo, existían
dos escenarios: a) incremento de movilizaciones de descontento y solidaridad
con la Gordillo y b) un amedrentamiento de esa organización por la forma
expedita en su confinamiento.
Algunos
estrategas políticos son de la idea, cuando deseas aniquilar al adversario, de
realizar una asepsia general. Quitar o borrar todo lo que huela a lo anterior.
En
el SNTE operaron con sutileza para el relevo. No para descabezar a la reina.
Que
hayan puesto, evidentemente desde la casa presidencial, a Juan Díaz, plenamente
identificado con Elba Esther, fue un movimiento bien planeado. Y es
identificado con ella porque desde su primer cargo cercano a la lideresa
sindical fue al fungir como secretario particular de la mismísima Elba Esther
Gordillo Morales cuando lideraba la Confederación Nacional de Organizaciones
Populares (CNOP). Los demás cargos hasta llegar a la secretaría general fueron
de la mano de ella.
La
decisión de ese “continuum” tranquilizó al equipo de apoyo de la ex reina.
Desactivó la protesta radical y pone en el camino de otra negociación con
operadores de menor calibre.
Quienes
iban a tratar de mantener la radicalización del movimiento de solidaridad a
favor de Elba Esther era precisamente su aparato político, los que habían
recibido favores de ella.
El
gobierno entra a sustituirla y ahora se convierte en el padrino de los
protegidos de Elba Esther.
Si
se hubiera realizado el otro operativo, el de la limpieza total, tal vez la
reacción sería la misma con la consecuencia de un enfrentamiento hasta
violento. Escenario que a nadie conviene.
Habrá
protestas del SNTE, pero se irán apagando conforme pase el tiempo, gracias a
que les van a entregar “algunos apoyos” a los líderes ex gordillistas y éstos
apaciguaran a sus correligionarios.
Se
infiere que a Díaz de la Torre le ofrecieron seguridad en el puesto y otras
dádivas y muchos privilegios. También, es de esperarse, que entienda el nuevo
líder del SNTE, desde una visión política, que tendría que retirarse cuando el
poder ejecutivo le diga “hasta aquí”.
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