Este martes se define, por fin, quién será el presidente de los
Estados Unidos de Norteamérica. En cuestión de horas (por la noche del mismo
día) conoceremos al ganador entre Hillary Clinton y Donald Trump.
El evento electoral gringo es bastante singular ya que se enfrenta una
mujer y un representante directo de los intereses empresariales.
Al asomarse
una persona que es portavoz de género (como emblema de una nueva cultura
política) envía un mensaje de cambio. Y hasta podría darse el caso de un
retorno al matriarcado, siempre y cuando gane Hillary, como bien lo señala el
filósofo griego Polibio la historia política se repite. Otros de manera llana
indican que en política en ocasiones están abajo y en otras arriba.
Los
profesionales de la política entienden perfectamente este círculo y es por eso
que no se desesperan. Saben que en algún momento van a regresar a estratos de
mando.
La mujer
tuvo un periodo de poder y parece que va a regresar con otras condiciones.
Porque Estados Unidos, querámoslo o no reconocer o admitir, en este periodo
capitalista, sigue siendo el país más poderoso. En el escenario de que triunfe
Hillary va a marcar sucesos similares en otros países. Como podría suceder en
México.
Es necesario
recordar que lo que le suceda a Estados Unidos tiene repercusiones directas en
los sucesos políticos en nuestro país. En el caso que comento no se trata de
una filtración directa como ha sucedido en otros episodios de la historia
política mexicana. Sino de una influencia de imagen.
Si una mujer
gana en un súper país eso puede, incluso, determinar o ser autoridad, para que
pueda ganar otra mujer en el país vecino. Es en este sentido que participa
Margarita Zavala como precandidata a la presidencia.
Obviamente
esta postulación desata una polémica dentro de su partido, porque la lucha por
el poder, es encarnizada y, hasta cierto punto, virulenta. Así que el primer y
gran escollo para Zavala es lograr que su persona obtenga la unidad de su
partido para postularla como candidata a la presidencia.
Una muestra
de esa disputa por ser el o la nominada por su partido político también lo
vivió Hillary Clinton al enfrentarse frente a Benny Sanders, otro político muy
popular tanto en su partido como en la región donde ha realizado trabajo
político.
Si la
democracia es una competencia en donde va de por medio la popularidad, en este
sentido Margarita Zavala, precisamente por su condición de ser mujer, lleva, de
acuerdo a varias encuestas, la ventaja de ser popular o conocida.
Si llegara a
ganar Hillary la presidencia de Estados Unidos, la sola esencia de ser mujer
-me refiero a Zavala- le incrementa los bonos. Pero, siempre existe el pero, no
por sólo este hecho (del triunfo de Hillary) en automático le dará el gane a Zavala.
Líneas
arriba apunte el primer escollo al interior de su partido. El segundo y gran
desafío es que la sociedad política la reconozca por su habilidad y sea omisa
del pasado de su esposo Felipe Calderón, quien enfrentó al ejército con los
miembros del crimen organizado con un saldo desastroso de miles de muertes.
El caso
Trump también es interesante ya que él no es representante de los intereses
empresariales de los grupos políticos o económicos de Estados Unidos; él, Trump
es empresario. Y como triunfador que ha sido se ha ganado respeto y admiración,
por estas dos cualidades se ha vuelto muy popular.
Sin embargo,
presenta debilidades. No es político y por esta característica desconoce la
habilidad del engaño. No de mentir, sino de presentar un papel donde pueda
simular. De manera torpe dice su verdad y con ello lastima los intereses de
otros sectores económicos y políticos.
Y a pesar de
estas desventajas Trump ha logrado ser popular.
La última
encuesta que leí sobre la popularidad, tanto de Clinton como de Trump, marca
una diferencia de escasos tres puntos porcentuales a favor de Hillary.
Es decir,
que técnicamente Hillary y Trump se encuentran empatados. Es de esperarse que
los sectores aliados de Hillary como son las mujeres, los latinos y hasta la raza negra le den el triunfo a
ella.
Es cuestión
de tiempo. Dos o tres días se votará por la presidencia de Estados Unidos.
Donde por ser una participación de la gente a través de las urnas, no se ha
visto el uso de la violencia.
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