El tema incinerados en el basurero
Cocula, cerca de Iguala regresa a politizarse cuando había entrado a un tema de
conocimiento de alto nivel.
Los que piensan que cuando se realiza una
investigación cuyos resultados que arrojarán ya están inclinados a una posición
política, lo único que revelan es que en su vida han hecho un trabajo académico
-como tampoco sus asesores- y se exhiben como propagandistas.
Entre más información se obtenga en una
investigación las conclusiones varían. El quid se encuentra en la cantidad de
pesquisas; tanto de una como de otra interpretación ideológica. O todavía
mejor, de otros comentarios.
Ante la interpretación compartida entre
representantes del gobierno mexicano y los expertos internacionales de la
posibilidad de que hayan incinerado, por lo menos 17 cuerpos, una de las partes
(obvio, quienes no están de acuerdo) ejercen presión política.
Válido, sí por supuesto. Pero esa
posición se aleja de una objetividad.
Ahora los estudiantes de la Escuela
Normal Rural de Ayotzinapa para evitar que se retiren los expertos de GIEI se
han inclinado por una huelga, al parecer, interminable, bueno hasta que se
reconozca la versión de los internacionalistas.
Como posición política se debe permitir.
Pero abre otras consecuencias graves. Una
de ellas dar pie a que le den argumentos al gobierno para que cierre
definitivamente la institución.
Ya lo hicieron con otras normales con el
argumento de que ya no son necesarias para cumplir su objetivo de formar
docentes a nivel primaria y secundaria.
En Chilpancingo se ha creado una fuerte
ola que exige el cierre definitivo de Ayotzinapa. Desde la visión educativa el
gobierno abrió la posibilidad de que cualquier “egresado” pueda incorporarse a
la docencia en esos niveles.
La normal de Ayotzi, hasta donde tengo
entendido no tendría inicio del nuevo ciclo escolar, precisamente por
encontrarse en huelga.
Entiendo la posición política de los
normalistas de Ayotzi, pero ellos mismos se están poniendo la soga al cuello.
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