lunes, 26 de noviembre de 2012

Neo izquierda


David Martínez Téllez

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en declaraciones televisivas opinó sobre la bifurcación de la izquierda: “no me gusta esa separación, pero ocurrió” y agregó, “Andrés Manuel está en su derecho”.

Daniel Nava Trujillo, presidente del Consejo Nacional del PRD, dijo que no hay desbandada de militantes del perredismo ni Guerrero ni en el Distrito Federal hacia el que será el nuevo partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Son visiones opuestas. De acuerdo a la historia política la izquierda tendrá repercusiones negativas.

Cualquier desgajamiento de una organización es dañina. Y es peor cuando la cúpula es la que se divide.

Anoto lo que sucedió en el PRI en las dos elecciones pasadas para presidente de la República. La consecuencia perdió, literalmente, la silla.

Existían o más bien existen dos grandes visiones priistas de cómo debe conducirse el país. Un grupo se puede identificar como los administradores frente a políticos. O los que se formaron  en el país contra los estudiados en el extranjero. O los viejos vs jóvenes. O conservadores contra liberales.

El antecedente moderno de la ruptura en la cúpula priista fue la escisión de Cárdenas a finales de la década de los 80. Los neo priistas estaban en el poder y estaban quitándose el lastre de los viejitos; éstos no se dejaron y “le movilizaron a los campesinos de Chiapas” para desestabilizarlos o por lo menos desprestigiarlos. El candidato a la presidencia fue el representante de la vieja guardia. Hubo encono para el año 2000 y los jóvenes priistas prefirieron darle votos al PAN. Surgieron otros factores, pero, me parece que el más decisivo para que perdieran fue la división priista.

Al sexenio siguiente (2006), el candidato priista a la presidencia fue también de los fordcitos (como los llamó José Francisco Ruiz Massieu) y de nueva cuenta los neo priistas volvieron a votar por la reelección del PAN. No lo hicieron por el PRD porque la animadversión política e ideológica era todavía irreconciliable.

Ahora el PRD afronta, en los hechos, la división más trascendente de toda su historia. Todo lo que han vivido ha sido una disputa por espacios políticos entre sus corrientes políticas. Pero pocos muy pocos se iban del partido. En este momento se trata del personaje que les dio no solamente millones de votos, sino delegaciones, diputaciones locales y federales, senadurías. No se puede meter en este saco a gubernaturas.

Si comparamos los resultados de Cárdenas como candidato a la presidencia en sus tres intentos fue descendiendo cada vez; López Obrador, en sus dos postulaciones, creció.

En la última presentación quien logró evitar una división en el PRD fue Marcelo Ebrard Casaubón, el otro aspirante a la presidencia por el PRD. Dijeron, en su momento, que las encuestas daban como triunfador a López Obrador. Lo real es que AMLO logró colocarse del tercer al segundo lugar en el pasado proceso federal electoral. Hubo unidad.

Pero AMLO decidió separarse. Formar un nuevo partido. Y la fuerza política de López Obrador no se encuentra en el PRD y menos entre quienes o tienen un puesto político o sienten que han hecho camino como para empezar de nuevo. Me estoy refiriendo a los militantes del PRD. Sin embargo, la izquierda presente otra fuerza política la ideológica, la que cree que la alternativa para solucionar los problemas del país es que llegue al poder. Y esta es el poder que presenta AMLO.

En ese sentido tiene razón Daniel Nava Trujillo, presidente del Consejo Nacional del PRD, de que no haya renuncias o migración masiva hacia Morena.  No se van los militantes, pero la duda se encuentra en los simpatizantes. El otro argumento es la cantidad de afiliados que presenta el PRD. Ellos saben que no son ni 10 millones en todo el país (AMLO obtuvo más de 16 millones). Como tampoco la votación de más del medio millón en la entidad son íntegros para el PRD.

La preocupación en este partido es el método de selección de sus próximos candidatos. Saben que en el último proceso electoral se impusieron las cabezas de cada corriente, cuestión que les hizo daño porque surgió una nueva posición de que se votara por el candidato a presidente y dejar sueltos (sin compromiso) para que sufragaran por los candidatos locales.

Además la presencia del PRD se ha reducido drásticamente. Sólo tiene presencia política en tres entidades: Distrito Federal, Morelos y Guerrero. Han perdido Michoacán, Baja California, Chiapas, Zacatecas. Y sus aliados son Sinaloa (con el desprestigio de la inseguridad) y Puebla (que lo ven con escepticismo).

Esta división en la izquierda está alejada de un proceso electoral. En donde, en ocasiones, la pasión obnibula la razón. En términos politólogicos cuando se da un rompimiento durante un evento electoral presenta el objetivo de intereses personales. Pero cuando ocurre en otro ambiente de da por beneficios sociales. En este caso, con la división de AMLO son productos ideológicos. Es decir, ganarse a la gente que simpatiza y no precisamente a los militantes. Valga el Perogrullo, en términos cuantitavos son más los de fuera del partido que quienes están dentro.

La unidad de la izquierda se observa compleja, pero de lograrla podrían ganar la presidencia en el futuro inmediato. revistaa@yahoo.com

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