David Martínez Téllez
Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano en declaraciones televisivas opinó sobre la bifurcación de
la izquierda: “no me gusta esa separación, pero ocurrió” y agregó, “Andrés
Manuel está en su derecho”.
Daniel
Nava Trujillo, presidente del Consejo Nacional del PRD, dijo que no hay
desbandada de militantes del perredismo ni Guerrero ni en el Distrito Federal
hacia el que será el nuevo partido Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena).
Son
visiones opuestas. De acuerdo a la historia política la izquierda tendrá
repercusiones negativas.
Cualquier
desgajamiento de una organización es dañina. Y es peor cuando la cúpula es la
que se divide.
Anoto
lo que sucedió en el PRI en las dos elecciones pasadas para presidente de la
República. La consecuencia perdió, literalmente, la silla.
Existían
o más bien existen dos grandes visiones priistas de cómo debe conducirse el
país. Un grupo se puede identificar como los administradores frente a
políticos. O los que se formaron en el
país contra los estudiados en el extranjero. O los viejos vs jóvenes. O
conservadores contra liberales.
El
antecedente moderno de la ruptura en la cúpula priista fue la escisión de
Cárdenas a finales de la década de los 80. Los neo priistas estaban en el poder
y estaban quitándose el lastre de los viejitos; éstos no se dejaron y “le
movilizaron a los campesinos de Chiapas” para desestabilizarlos o por lo menos
desprestigiarlos. El candidato a la presidencia fue el representante de la
vieja guardia. Hubo encono para el año 2000 y los jóvenes priistas prefirieron
darle votos al PAN. Surgieron otros factores, pero, me parece que el más
decisivo para que perdieran fue la división priista.
Al
sexenio siguiente (2006), el candidato priista a la presidencia fue también de
los fordcitos (como los llamó José Francisco Ruiz Massieu) y de nueva cuenta
los neo priistas volvieron a votar por la reelección del PAN. No lo hicieron
por el PRD porque la animadversión política e ideológica era todavía
irreconciliable.
Ahora
el PRD afronta, en los hechos, la división más trascendente de toda su
historia. Todo lo que han vivido ha sido una disputa por espacios políticos
entre sus corrientes políticas. Pero pocos muy pocos se iban del partido. En
este momento se trata del personaje que les dio no solamente millones de votos,
sino delegaciones, diputaciones locales y federales, senadurías. No se puede
meter en este saco a gubernaturas.
Si
comparamos los resultados de Cárdenas como candidato a la presidencia en sus
tres intentos fue descendiendo cada vez; López Obrador, en sus dos postulaciones,
creció.
En
la última presentación quien logró evitar una división en el PRD fue Marcelo
Ebrard Casaubón, el otro aspirante a la presidencia por el PRD. Dijeron, en su
momento, que las encuestas daban como triunfador a López Obrador. Lo real es
que AMLO logró colocarse del tercer al segundo lugar en el pasado proceso
federal electoral. Hubo unidad.
Pero
AMLO decidió separarse. Formar un nuevo partido. Y la fuerza política de López
Obrador no se encuentra en el PRD y menos entre quienes o tienen un puesto
político o sienten que han hecho camino como para empezar de nuevo. Me estoy
refiriendo a los militantes del PRD. Sin embargo, la izquierda presente otra
fuerza política la ideológica, la que cree que la alternativa para solucionar
los problemas del país es que llegue al poder. Y esta es el poder que presenta
AMLO.
En
ese sentido tiene razón Daniel Nava Trujillo, presidente del Consejo Nacional
del PRD, de que no haya renuncias o migración masiva hacia Morena. No se van los militantes, pero la duda se
encuentra en los simpatizantes. El otro argumento es la cantidad de afiliados
que presenta el PRD. Ellos saben que no son ni 10 millones en todo el país
(AMLO obtuvo más de 16 millones). Como tampoco la votación de más del medio
millón en la entidad son íntegros para el PRD.
La
preocupación en este partido es el método de selección de sus próximos
candidatos. Saben que en el último proceso electoral se impusieron las cabezas
de cada corriente, cuestión que les hizo daño porque surgió una nueva posición
de que se votara por el candidato a presidente y dejar sueltos (sin compromiso)
para que sufragaran por los candidatos locales.
Además
la presencia del PRD se ha reducido drásticamente. Sólo tiene presencia
política en tres entidades: Distrito Federal, Morelos y Guerrero. Han perdido
Michoacán, Baja California, Chiapas, Zacatecas. Y sus aliados son Sinaloa (con
el desprestigio de la inseguridad) y Puebla (que lo ven con escepticismo).
Esta
división en la izquierda está alejada de un proceso electoral. En donde, en
ocasiones, la pasión obnibula la razón. En términos politólogicos cuando se da
un rompimiento durante un evento electoral presenta el objetivo de intereses
personales. Pero cuando ocurre en otro ambiente de da por beneficios sociales.
En este caso, con la división de AMLO son productos ideológicos. Es decir,
ganarse a la gente que simpatiza y no precisamente a los militantes. Valga el
Perogrullo, en términos cuantitavos son más los de fuera del partido que quienes
están dentro.
La
unidad de la izquierda se observa compleja, pero de lograrla podrían ganar la
presidencia en el futuro inmediato. revistaa@yahoo.com
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