El actual presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano
Grijalva, propone que en la próxima asamblea nacional se debata la reelección
en la presidencia de este partido.
De entrada se descalifica
en la reelección porque podría calificarse de inequitativo, pues como dirigente lleva ventaja al manejar
recursos, además la misma posición del puesto le da promoción.
La iniciativa le apuesta a dos objetivos: retener la
presidencia nacional con su grupo –Nueva Izquierda-, medir fuerza con los otros
grupos (aún unidos contra ellos).
Su propuesta para continuar (como los Chuchos) al frente del
PRD nacional es Carlos Navarrete, personaje que amarró a la organización más
fuerte en Guerrero, conocido como Grupo Guerrero de David Jiménez Rumbo.
La fuerza política perredista se localiza en dos entidades:
Distrito Federal y Guerrero. Y en ambos lugares gobiernan personas que no son
propiamente hechura de ese partido. Pero que han establecido alianzas con Nueva
Izquierda.
Con la reelección despiertan la ambición de otras corrientes
con la intención de dispersarlos, en caso de que salga Cárdenas como
precandidato, y al mismo tiempo plantea la opción, con mayores probabilidades
(si llegara a aprobarse la reelección) de proponer a otra persona de Nueva
Izquierda como Leonel Godoy, Jesús Martínez o Guadalupe Acosta.
El dudoso desempeño como gobernadora de Zacatecas de Amalia
García le restaría popularidad; y ya ni quien se acuerde de Pablo Gómez; los
que no tendrían ninguna oportunidad serían Rosario Robles ni Andrés Manuel López
Obrador porque ya no pertenecen a este partido.
Nueva Izquierda hace política para conservar la conducción
de su partido. Y, aunque no lo crean, con enormes posibilidades de llegar a la
presidencia del ¡país!
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