domingo, 8 de diciembre de 2013

Figueroa, polémico

Su nombre es Rubén Figueroa Smutny, el tercero del apellido “revolucionario” en los últimos 50 años.

Ha comenzado a dejarse ver en conferencias de prensa. La más reciente a un lado de los empresarios de la Coparmex, quienes exigen más atención por la inseguridad. Sino es su aliado, por lo menos, en este momento simpatizan.

El abuelo Rubén Figueroa Figueroa fue, al igual que el padre, Rubén Figueroa Alcocer, gobernador del Estado de Guerrero. El primero en 1974 y el segundo en 1993.

Al nieto lo apodan el tigrillo, seudónimo que deviene del abuelo a quien lo reconocían como el tigre de Huitzuco. Lo facundo de los Figueroa en sus expresiones verbales es sello de prosapia.

Por ejemplo, recuerdo algunas frases del ingeniero Figueroa Figueroa: “en Guerrero no hay presos políticos, lo que hay son muertos políticos”. El contexto se refería a las demandas de presentación con vida de varios luchadores sociales, sometidos o desaparecidos en la época llamada guerra sucia.

“Trae el manto del señor”, dicho dirigido a Arturo Durazo Moreno, el secretario de Seguridad Pública en el sexenio de José López Portillo, cuando construyó un palacete en Zihuatanejo. En la última etapa del periodo del partido único el presidente era intocable lo mismo que sus grandes amigos.

Durazo Moreno fue quien, desde niños, defendía a López Portillo de bullyng. Agradecido por ese gesto Portillo lo nombró secretario cuando antes era una dirección de seguridad pública. Y como traía toda la fuerza del mandón, hacía y deshacía. Durazo abusó de su cercanía con el presidente. Era intocable.

Desde la época de Figueroa Figueroa se construyó una amistad familiar con los Salinas. Principalmente con Raúl Salinas Lozano, padre del quien fuera presidente de la República (1988), Carlos Salinas de Gortari.

Cuando culmina el sexenio de Salinas de Gortari (1996), también concluye -coincidentemente- el mandato de Rubén Figueroa Alcocer como gobernador en el Estado de Guerrero.

El contexto político en los gobiernos de Figueroa Figueroa y Figueroa Alcocer se presentan sustancialmente distintos a pesar de que es el mismo partido en el poder.

Con Figueroa Figueroa estaba en auge el sistema de partido único. Con Figueroa Alcocer ya había iniciado el periodo de partido hegemónico. Además el nuevo presidente, Ernesto Zedillo Ponce de León, luego de un proceso cuestionado (1988) logra obtener el mayor número de votos en toda la historia del PRI, fueron 17 millones de sufragios.

No solamente en el ambiente se encontraba el controvertido triunfo de Salinas frente a Cuauhtémoc Cárdenas, sino que habían asesinado al candidato a la presidencia del partido hegemónico, Luis Donaldo Colosio Murrieta. La enorme cantidad de votos a favor del PRI o a Zedillo le devolvió legitimidad a ese partido y al sistema político.

Salinas quiso imponerse "con un salinato" y el grupo Zedillista lo inhibió. Le hizo exactamente lo mismo que Lázaro Cárdenas a Plutarco Elías Calles. Salinas tuvo que exiliarse y vivió entre Cuba y Suecia.

Debilitado el grupo salinista tuvieron que caer sus aliados y cercanos, en este caso, Rubén Figueroa Alcocer en el gobierno del Estado de Guerrero. 

Figueroa Alcocer en comparación con su padre era más cauto en sus declaraciones. Era más bien de bajo perfil; en cambio el padre (Figueroa Figueroa) le gustaba llamar la atención. Era más excéntrico.

Y esto es lo que también realiza Rubén Figueroa Smutny, el diputado local, con aspiraciones a gobernar el municipio de Acapulco y, luego, porque no, el estado de Guerrero.

Se dice que en política se tiene que hablar de la persona, mal o bien, pero debes estar en boca de la gente. Y ese es una de las estrategias de Figueroa Smutny.

Declara sobre temas económicos, por ejemplo, La Parota, en donde él apoya el proyecto de su construcción. Obviamente muchos ciudadanos se oponen. Y la gente asocia la posición política del abuelo y ahora del nieto: lo califican de reaccionario.

Hace política cuando recorre varias colonias del puerto, con la firma decisión de conseguir apoyos para la presidencia municipal del puerto. En este campo se verá el rostro con el hijo del actual gobernador, Ángel Aguirre Rivero. Dos titanes familiares de la política estatal.

Figueroa Smutny en días recientes dijo que grupos sociales como la CETEG y la UPOEG son organismos que se “encuentran detrás del surgimiento de grupos guerrilleros”. Declaración que le valió una reprimenda de los líderes magisterial y social con un “que se calle”.

Figueroa Smutny está en boca de muchos, se habla de él, se comenta lo que declara. A lo mejor su estrategia está desorientada porque lo que marca el marketing político es que se hable bien. No solamente que sea popular.

También Figueroa Smutny a de considerar las alianzas con grupos económicos de Acapulco, donde la familia es un activo. De otra manera le sería casi imposible siquiera pretender la nominación para administrar el puerto.

Y, lo más trascendente, es que los Figueroa conservan la amistad tanto del presidente de la República como la de Salinas de Gortari, y esto cuenta y mucho en política.


Al nieto le pesa la historia de los dichos de Figueroa Figueroa, sin embargo, en este asunto de la política le favorece porque los jóvenes poco o nada saben del pasado. Es decir, que su virtud es presentarse como lo que es: un novato y audaz. Y eso le gusta a los chavos, quienes en los últimos eventos electorales han dado el triunfo a los ganadores. revistaa@yahoo.com

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