El mejor
escenario para que el PRI Guerrero regresara a la gubernatura es la división de
las izquierdas. Es lo óptimo, tal y como sucedió cuando participó Manuel Añorve
Baños para la presidencia municipal de Acapulco. Las izquierdas se enfrentaron
y Añorve entró como cuchillo en mantequilla. Ganó la presidencia municipal.
Por un lado el
PRD, partido que había retenido la silla municipal hasta por tres ocasiones, se
enfrentaron en, por lo menos dos grupos. Movimiento Ciudadano, entonces
Convergencia, también postuló a su candidato con Luis Walton. La izquierda se
presentó en trazos y se hizo trizas.
La enorme
virtud de los priistas es que todos coincidieron con Manuel Añorve Baños bajo
el auspicio de Manlio Fabio Beltrones. Además los tricolores ya estaban
desesperados por encontrarse fuera del presupuesto, lo cual ayudó a la
concomitancia.
La
escenografía estaba destinada al triunfo del priismo en Acapulco. Situación que
esperan se repita para el próximo año que se disputa la gubernatura.
Si aquí
menciono los enfrentamientos de la izquierda en Acapulco es porque esas
diferencias derivaron del candidato. No hubo acuerdo por la persona que iba a
encabezar la planilla. Desbordaron confianza en que la gente repitiera su gusto
por el partido. No fue así, ya que los mismos perredistas originaron la
división y a sus simpatizantes y militantes los confundieron. Esquema que los
priistas, en estos momentos, creen que se está repitiendo.
Los tricolores
han presentado a cuatro precandidatos: Manuel Añorve Baños, Mario Moreno Arcos,
Héctor Astudillo Flores y Cuauhtémoc Salgado. Otra aspirante que no puede ser
desdeñada es Claudia Ruiz Massieu. Hasta el momento han dado visos de civilidad
priista y no desean confrontarse para evitar fisuras. Por lo tanto, si bien
todavía no se ponen de acuerdo con el candidato, lo que sí han logrado es
coincidir en el tema: ser oposición al gobierno identificado de izquierda.
Los cuatro
precandidatos priistas se oponen a las propuestas del actual mandatario. Por
ejemplo, objetan la iniciativa del gobernador respecto a la despenalización del
aborto; ahora cuestionan la aprobación del Auditor General del Estado, Alfonso
Damián Peralta, porque argumentan han descubierto vínculos con partidistas con
el mandatario; desaprueban que los impuestos a través del predial les sean
retirados a los presidentes municipales para entregárselos al gobierno estatal,
ahora nos vierten su opinión sobre la inseguridad en donde cuestionan el mando
único, ya que nos dicen ha sido un fracaso.
El discurso
como puede observarse es de oposición con la esperanza de que los votantes vean
que este gobierno ha sido incapaz de solucionar sus problemas.
Pero este es
un lado de la moneda. El optimista de los priistas y de su unidad temática.
La otra faz. Hasta
hace unos 15 días la izquierda presentaba a dos personajes con peso político:
Armando Ríos Piter y Luis Walton Aburto.
El fin de
semana pasado se conoció la declinación de Ríos Piter para favorecer al hijo
del gobernador rumbo a la candidatura al municipio de Acapulco. Muchos leyeron
una tácita declinación rumbo a la gubernatura de Ríos Piter por dos
consideraciones: a) cómo es posible que un personaje con mayores pretensiones
(la gubernatura) solicite apoyo a quien va por un espacio de menor importancia
(una presidencia municipal) y b) el grupo de mayor peso político, como lo es
Grupo Guerrero, estaba -en ese momento- confrontado con el gobernador y al
mismo tiempo el candidato de Grupo Guerrero (o sea Armando Ríos Piter) estaba
solicitando una alianza. Existía choque de intereses.
Resultado
Grupo Guerrero dejaba de tener candidato a la gubernatura y Ríos Piter ya no
contaba con el apoyo de Grupo Guerrero. Esa situación se observa cuando los
miembros de esta organización publicitan una reunión con sus diputados locales
y uno que otro diputado simpatizante para exigir la destitución del presidente
de la comisión de gobierno, Bernardo Ortega Jiménez, en la gráfica ya no
aparece Ríos Piter, como tampoco en convites políticos posteriores.
Al parecer
queda sólo un candidato por las izquierdas en la persona de Luis Walton Aburto.
De cumplirse
la anterior descripción entonces el PRI ya no tendría un escenario favorable
con las izquierdas divididas y así regresar a dirigir la gubernatura.
Es en este
nivel que la mejor elección priista es que hayan coincidido en ser oposición en
su discurso.
El otro dilema
que van a enfrentar los tricolores es a la resistencia de, nuevamente,
encontrarse alejados del presupuesto. Incluso algunos sectores han tendido
puentes de plata con colaboradores cercanos a quien percibe será el candidato
de unidad de las izquierdas.
Porque un
asunto es decir que se es de oposición y otra, la pragmática, acercarse a la
vela para ser iluminados. revistaa@yahoo.com
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