martes, 17 de enero de 2017

Reelección universitaria

Javier Saldaña Almazán renunció al compromiso de rector para competir en la próxima contienda para el mismo cargo en la Universidad Autónoma de Guerrero. La dimisión la hizo ante el máximo órgano de gobierno cuya representación recae en el Honorable Consejo Universitario. La postulación para la reelección la hizo, con anterioridad, el Grupo Universidad por Guerrero quien agrupa al mayor número  de -sino es que a todas- organizaciones que hacen actividad política y académica en esa institución.

En consecuencia el triunfo de Saldaña Almazán para la reelección se encuentra garantizado; salvo que ocurra una eventualidad que, en las circunstancias actuales en la UAGro, se ve casi imposible.

Algunos sectores, por supuesto minoritarios, sostienen que con la reelección de Saldaña Almazán se lastima la democracia. En estricto sentido de la definición de la democracia como la hemos entendido en todos los tiempos no es así, ya que la democracia es la decisión del pueblo o de la mayoría.

Saldaña no se impone como lo interpretan algunos universitarios. No. En los hechos se está sometiendo al escrutinio de todos los universitarios y sólo ellos nos revelarán si están o no de acuerdo con la propuesta de la reelección. Sería imposición, si Saldaña Almazán en su carácter de rector (con la fuerza política que le da el puesto) y con el consentimiento de los grupos políticos dijera que va a volver a ser rector. En este escenario sería evidente que cancelaría la participación de estudiantes y empleados y por lo tanto eso no sería democrático, sino una dictadura.

Una definición de relección en la política consiste en volver a votar a un funcionario para que siga ocupando el mismo puesto. De este modo, los estudiantes que es el grueso de la sociedad universitaria ratifican su confianza en el dirigente político en cuestión y le vuelven a dar la responsabilidad de cumplir con otro mandato.

Por otro lado, la habilitación o no de la reelección depende de la ley orgánica universitaria. Hay que tener en cuenta que, para que exista la reelección, tiene que haber elecciones (el mecanismo a través del cual los habitantes emiten su voto para determinar qué personas ejercerán el poder). En una dictadura, como la gente no elige a los gobernantes, no existe la reelección, sino que los dirigentes asumen el poder de facto.

La locución latina de facto puede traducirse como “de hecho”, y en el ámbito de la política y las leyes se refiere a las cosas que ocurren sin un reconocimiento jurídico, simplemente por la fuerza.

De forma opuesta, existe la locución de iure, que sirve para describir los acontecimientos o acciones “de derecho”. Cabe mencionar que, si bien ambos grupos de palabras están aceptados por el diccionario de la Real Academia Española, deben escribirse en cursiva para indicar que provienen de otra lengua.

En un espacio democrático de régimen republicano, cada cierta cantidad de años se desarrollan elecciones para decidir quién ocupará el cargo de importancia. Si, al cumplir su mandato, el líder está habilitado legalmente para volver a presentarse a las elecciones y así dar a los ciudadanos la oportunidad de que vuelvan a votar por él, entonces su reelección es posible y legal. La legitimidad se constatará cuando cientos o miles de sufragantes acudan a las urnas y voten por el personaje.

Se habla de reelección inmediata para describir la acción de un personaje que se postula a una reelección mientras todavía se encuentra en ejercicio, buscando extender su mandato en el ciclo directamente posterior. Dependiendo de las características de cada gobernante, esto acarrea una serie de ventajas y desventajas. Por ejemplo, en el caso del rector que intenta llevar a cabo una serie de reformas beneficiosas para la comunidad estudiantil, darle más tiempo en el poder es positivo, ya que los cambios pueden ser más profundos y duraderos.

Por otro lado, desde el punto de vista de la oposición, intentar competir contra una campaña de reelección no es fácil, ya que la posición del rector que intenta ser reelecto suele ser ventajosa a la hora de hacerse propaganda. Claro que una situación del estilo puede servirles a los adversarios para incluir en sus campañas los errores cometidos por el rector en funciones, y también las situaciones que se den en los planos social, económico y político durante estas fechas pueden disminuir la confianza de la sociedad universitaria en su actual rector, echando a perder sus esfuerzos por ser reelecto.


Los estudiosos de la materia señalan diversos factores a tener en cuenta a la hora de evaluar los beneficios y los perjuicios de la reelección, entre los cuales destaca el equilibrio de poderes; dada la complejidad de un mandato rectoril, resulta muy difícil determinar si permitirle a una persona asumir el cargo durante dos o más periodos pone en riesgo la seguridad de, en este caso, la universidad si se atenta contra el ideal de equilibrio en la repartición del poder.

1 comentario:

  1. Saldaña torció la voluntad del Consejo para reformar al Estatuto a su antojo y poner candados para solo él y nadie más que él pueda participar. Adiós democracia universitaria, hoy la UAG es apéndice del PRI.

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