Para hacer la analogía entre política y boliche es
indispensable, por lo menos en este ejercicio, entender que se usa una bola con
el objetivo de derribar diez bolos o pinos, los cuales están formando un triángulo.
Así la primera fila contiene un bolo; la segunda, dos; la tercera, tres y la
cuarta cuatro.
El propósito es lanzar, una enorme y pesada bola, para tirar
todos o el mayor número de bolo o pinos.
Ya descrito el juego, explico la analogía. La bola viene a
sustituir a José Luis Abarca Velázquez, ex presidente municipal de Iguala y
personaje buscado, no solamente por la Procuraduría General de la República,
sino hasta por la interpol, a consecuencia de su presunta responsabilidad
directa por los lamentables sucesos del 26 y 27 de septiembre donde murieron
estudiantes normalistas, un futbolista y una señora. A la fecha no encuentran a 43 alumnos de la
Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero.
Los bolos, en este ejemplo, vendrían siendo los actores políticos;
algunos que pretenden ser candidatos a gobernador, pasando por algunos que
tienen posiciones de privilegio y quienes pretendían un espacio en las
siguientes elecciones, por si fuera poco, hasta políticos fuereños que han
ganado popularidad.
La bola (enorme) se representa con las personas asesinadas
presuntamente por elementos policiacos aquel infausto 26 de septiembre. El
efecto pesado son los 43 estudiantes que todavía se encuentran desaparecidos. Ésta
sí que es una enorme losa.
El primer bolo lo sustituye la figura del ex presidente de
Iguala, José Luis Abarca Velázquez. Éste pide licencia al cabildo y de
inmediato huye. Su escape es el efecto que desata la reacción para que otros
políticos o bolos cayeran o los renunciaran y muchos daños en la imagen de
varios actores de la toma de decisiones locales y hasta de peso nacional.
La segunda fila de bolos o de políticos le correspondió a
Lázaro Mazón Alonso, secretario de Salud y casi inmediatamente el gobernador
pide licencia ante el Congreso del Estado.
Mazón Alonso explicó que efectivamente conoce a Abarca
Velázquez, pero no puede responsabilizarse de su actuar individual. La imagen
del candidato a gobernador por Morena ya está fracturada, se cayó la idea del
hombre impoluto, que lo puede ser, pero la percepción social lo asocia con
quien se encuentra ligado a hechos de sangre.
La figura central de los efectos terciarios sigue siendo el
matrimonio Abarca-Pineda (bola); ahora recargada por la esposa, ya que se
le asocia con otro grupo delincuencial. Si bien la consecuencia no es
directa “el aire” desestabiliza a este sector.
Haberse fotografiado con alguien del matrimonio Abarca-Pineda es casi un delito político, desde el punto de vista de la propaganda.
Jesús Zambrano Grijalva fue exhibido en redes sociales con
ambos. Lo mismo que el senador Armando Ríos Piter, a quien le recuerdan sus
vínculos con Rogaciano Alba. De acuerdo a la rumorología, tanto Zambrano, como
dirigente nacional del PRD y la posición también política de Ríos Piter, candidato a senador se asocia con conocimiento de haber apoyado las aspiraciones de Abarca.
Para el cuarto círculo le toca a Andrés Manuel López Obrador,
líder nacional de Morena, quien apenas el domingo pasado, en una concentración
en el Zócalo de la ciudad de México, declaró que no lo conoce. Uno o dos días
después circula, otra vez en redes, la fotografía de AMLO y Abarca. Ahora
explica que se toma fotografías con un sinnúmero de personas y que no lo
recuerda. La ventisca lo alcanzó.
La ventaja de AMLO es que sus seguidores le creen; pero la otra parte de
la sociedad pone en duda su veracidad porque simplemente observa la fotografía
donde aparece el líder moral y el defenestrado ex presidente municipal de
Iguala. En el contexto de demeritar a su adversario, el diputado federal y
coordinador de los priistas, Manlio Fabio Beltrones, aprovecha el viaje y exige
que López Obrador aclare cuál ha sido la relación con Abarca.
En este cuarto perímetro también salen dañados el líder de Nueva
Izquierda en Guerrero, el diputado federal, Sebastián de la Rosa Peláez, porque
tuvo alguna injerencia en la aceptación de Abarca como candidato a presidente
municipal. Por su posición como Presidente Estatal del PRD, le pasa lo mismo a Carlos Reyes y de paso un rosón al Grupo Guerrero porque pertenece a esta corriente. Es decir, en general, la imagen perredista guerrerense, en estos momentos, se
encuentra deteriorada.
En este somero recuento analógico entre boliche y política y
sus consecuencias. Dos actores políticos del PRI se encuentran a salvo; por lo
menos los que buscan la candidatura a gobernador: Héctor Astudillo Flores, actual diputado local y Cuauhtémoc
Salgado Romero, presidente estatal del PRI.
Otro de los personajes que, hasta el momento, ha salido
airoso, y se dice candidato a gobernador es Luis Walton Aburto, presidente
municipal de Acapulco y líder de Movimiento Ciudadano.
La bola (la relación con el matrimonio Abarca-Pineda) no hizo chuza, pero si spare. Es decir, tiró a la mayoría y al parecer dejó cuadro abierto, como se dice en la jerga del boliche. Y todo indica, por el tiempo transcurrido, que ya quedó un split (banderillas).
Pero en política nada está definido; nos encontramos bajo la
siguiente frase: hasta lo sólido también se desvanece.
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