viernes, 29 de enero de 2016

Comentario sobre la violencia en Guerrero

En Guerrero nos encontramos, literalmente, en la agonía.

No sé si todos se han enterado, creo que sí la mayoría entendemos que, desgraciadamente, no hay mañana.

La incertidumbre nos acecha. Bajo el ambiente del constante dilema entre respirar y morir, no se le puede llamar vida; de por sí con salarios magros y, todavía más con desempleo, desaparece una expectativa de futuro, principalmente para las nuevas y presentes generaciones.

Uno, decían los abuelos, pues ya vivió. -No me doy por derrotado, veo la realidad-.

En cualquier momento, hasta por un incidente menor, puedo perecer. Luego vendrán, sentencia la frase popular, los reconocimientos. “Era…” Ojalá no pasen ambos sucesos. Pero quién sabe…

En este tema de la inseguridad se enfatiza que el gobierno no ha realizado lo que por ley le corresponde. Darle protección a su población, para eso ésta última paga impuestos.

Hay quienes piensan que la inseguridad es estructural; es decir, responsabilidad de todos. Lo comentan pero jamás aportan soluciones.

Inicio este breve texto con afirmar que cada sector, en este tema de la inseguridad, ha faltado a su compromiso social y humano.

La mayor parte de obligación la lleva la clase gobernante por ser quien toma decisiones, lo digo porque todavía como sociedad mexicana carecemos “de mayoría de edad”. Nuestro nivel académico, por ejemplo, es de noveno grado, apenas secundaria.

El sector educativo ha fallado, ya no insiste en fomentar valores. La iglesia por consiguiente también por perseguir puestos políticos e inclinarse por la pederastia; dejaron de ser honorables. Incluso la misma familia ya no es cohesión.

No generalizo. Sin embargo, muchos coinciden con esta apreciación.

A este contexto de violencia coadyuvan algunos contenidos musicales y de la televisión.

Mi iniciativa es: regresar al origen, a la convivencia familiar. En donde los niños puedan jugar libremente y los adultos charlar. Alejarse del celular, de “aquella” música y de la televisión, por lo menos un día a la semana.

No sé si mañana siga con vida, la violencia se encuentra a la vuelta de la esquina. Por un incidente automovilístico uno sacó la pistola y la accionó. Nada tienen que ver “los otros grupos” en esto.


La iglesia y la instrucción académica impulsaban el valor de la vida. ¿Qué ha pasado?

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