martes, 29 de enero de 2013

Partidocracia y Pemex


David Martínez Téllez

De acuerdo al politólogo italiano, Gianfranco Pasquino, la expresión partidocracia se utiliza en Europa para referirse a la presencia y asentamiento social y político de los partidos de masas entre la población. Modelo que retomo para comentar el caso mexicano.

Como consecuencia de este paradigma los pequeños partidos moderados son eliminados o drásticamente redimensionados en su peso político efectivo; adquiriendo prácticamente los institutos políticos de masas un monopolio sobre la actividad política.

En ese sentido la partidocracia, más que un gobierno de los partidos, es un poder verdadero y propio de éstos o una expansión de sus ambiciones de dominio. Esto implica que los partidos se convierten en representantes de los intereses de las masas. De esa forma buscan no sólo monopolizar al poder, sino la vida organizada de los sectores político, social y económico.

Al absorber todas las áreas de la vida pública, los partidos tienden a convertirse en filtro de las demandas sociales y políticas en lugar de sus portadoras; y esa eficacia política los va degenerando en grupos de facción. Cuando esto sucede, se convierten en un instrumento de conservación del poder y no de transformación de la sociedad. Esto los lleva a obstaculizar todo movimiento que pueda desestabilizar los equilibrios políticos tradicionales. Las expresiones que se ven marginadas se encuentran las de la sociedad civil, la cual tiende a evolucionar fuera de los partidos. Tal y como sucede con las policías comunitarias o la autodefensa en Guerrero ante la incapacidad del gobierno de otorgar seguridad.

Según Pasquino, los partidos políticos cuentan con dos instrumentos para mantenerse en la toma de decisiones: Primero: el financiamiento público, especialmente cuando no se tiene un control serio y riguroso de sus balances financieros. Segundo: la capacidad de los partidos por asignar cargos en amplios sectores de la sociedad y de la economía. Así, cuanto más amplio sea el ámbito de intervención de lo público en los sectores social y económico, más numerosas serán las plazas disponibles para repartir.

Los partidos políticos, en su ámbito territorial (ya sea nacional o estatal), deciden quiénes serán los procuradores de justicia, también los órganos superiores del derecho (ministros), además  los encargados de la transparencia, así como representantes electorales y quienes revisarán legalmente  la competencia política. Y como son los únicos que legalmente se adjudican esas reglas de designación (a través de la cámara de diputados y senadores) aseguran la partidocracia.

En estos días se exoneró al partido (hoy en el poder, PRI) en el Instituto Federal Electoral porque no encontró irregularidades con las famosas tarjetas Monex. En cambio sancionó a la coalición (PRD, PT, MC) que obtuvo el segundo lugar. Y esto sucede por la sencilla razón de que los integrantes del IFE o, en el caso de Guerrero, del IEEG, son representantes de los mismos partidos políticos.

El asunto Cassez huele a una intromisión de los partidos políticos. Hace un año era el gobierno del PAN con Felipe Calderón y no hubo liberación de la francesa. Hoy llega al poder otro partido y los mismos ministros la dejan libre, al parecer por una indicación del poder ejecutivo.

Ahí está latente la intromisión de los partidos políticos en cuestiones político administrativas y en instancias judiciales.

Y tal como lo dice Pasquino la injerencia de los partidos políticos se va a ver reflejada en asuntos económicos sólo para patentizar su poder.

Pemex ha sido la productora de riqueza nacional. Se ha convertido en el botín de los que han arribado a la presidencia. Y en toda su existencia jamás se ha modernizado y no es precisamente por ausencia de recursos sino porque ha carecido de “gente pensante”. Los beneficios del oro negro se han dilapidado en la clase política.

México ocupa el sexto lugar como productor de petróleo en 2006, sitio que en estos últimos año no podría modificarse ya que en 2012 se encontraron dos nuevos y grandes yacimientos.

Entonces quienes han llegado al poder presidencial han tomado la decisión política de distribuir esa riqueza petrolera en dos ámbitos: local y extranjero. Pemex se va a convertir en punta de lanza para consolidar alianzas políticas, pero jamás para disminuir la pobreza o apoyar proyectos productivos.

En política interna el PRI le va a dejar migajas al PRD de los bienes del petróleo; en el fondo esa era la protesta perredista por evitar la inversión extranjera. Sólo querían participar del negocio; en unos días o semanas vamos a ser testigos del apoyo perredista al nuevo Pemex.

En lo internacional con la participación de inversionistas extranjeros en la riqueza nacional sólo va a dar como fruto alianzas políticas. Así que los únicos agraciados del control político administrativo y económico son los partidos políticos. Esa es la partidocracia que nos indica Pasquino y que se encuentra en apogeo en México. revistaa@yahoo.com

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