Ya
lo estableció Angelo Panebianco, politólogo italiano. Un partido político, para
que funcione debe ser autoritario, no
importa la ideología.
El
PRD mexicano es parte de esa regla.
Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano, su candidato a presidente de la República en dos ocasiones
y líder moral, ejerció una autocracia en el Partido de la Revolución
Democrática. Habrá quien piense que fueron tres veces las que lo presidió. Pero
la primera (1988) fue candidato de una coalición y el PRD se registra como tal
hasta 1989.
Luego
llegó otro autócrata, Andrés Manuel López Obrador, quien también ha sido dos
veces candidato a presidente de la República.
La
tercer autocracia no es en una persona, pero sí en un grupo conocido con el
nombre de los Chuchos.
Con
Cárdenas conservaron votos electorales (6 millones en cada elección) 1994 y
2000. Con AMLO crecieron de 15 (2006) a 16 millones (2012).
Los
primeros diez años, época de Cárdenas Solórzano, el PRD fue dirigido por ex
priistas. La segunda etapa que consta de 6 año por personajes de origen de
izquierda. Luego otra vez ex priistas y antes de los Chuchos una transición
compuesta entre ex priistas y personajes de izquierda.
Desde
2008 hasta la fecha los Chuchos conducen al PRD, es decir, 6 años. Y en caso de
que gane Carlos Navarrete serían nueve años.
Aunque
no lo quieran reconocer lo perredistas esas autocracias les ha permitido
crecer.
Esa
forma de gobierno, aquí en Guerrero, lo han reproducido las corrientes de
opinión.
La
lucha interna perredista guerrerense por la conducción de ese partido se ha
establecido entre la designación de cúpulas frente a la solicitud de opinión a
las bases.
En
las dos últimos procesos electorales ha ganado el método de la designación.
A
algunos les parece menor el dilema. Pero se puede convertir en mayúsculo cuando
el que fuera y es el mejor candidato (electoralmente) se ha escindido y
pretende formar su propio partido. Me refiero a AMLO.
Ahora
las cúpulas de las corrientes de opinión del PRD niegan a AMLO por ser
autócrata; sin embargo, piden el regreso de otro oligarca como Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano.
Contrariamente
a lo que dicen ser los perredistas son en esencia autócratas.
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