jueves, 27 de febrero de 2014

El PAN en su tinta

Eran de sangre azul. Pura alcurnia porque lo iniciaron empresarios e intelectuales, allá por 1939. Manuel Gómez Morín, uno de los siete sabios, lo motivó.

Se inconformaron por la cerrazón del entonces Partido de la Revolución Mexicana del seudosocialista Lázaro Cárdenas del Río.

Fueron la primera gran escisión del partido en el poder. La segunda fue la conformación del PRD.
La otra hipótesis es que los panistas se aliaron con Plutarco Elías Calles para enfrentar al general Cárdenas.

En el 40 los azules postularon a Juan Andrew Almazán a la presidencia de la República y bajo un fraude (leer Memorias de Gastón N. Santos) perdieron ante Manuel Ávila Camacho, candidato oficial.
Los panistas realmente fueron una oposición digna al PRI, cuyo origen se encuentra con Miguel Alemán Valdés.

Los panistas no recibían recursos y mantuvieron su congruencia ideológica hasta 1976 en la campaña para presidente de José López Portillo. No participaron.

El PAN a diferencia de otros partidos no era satélite o comparsa del gobierno. Y al dejar de presentarse en eventos electorales puso al descubierto la ausencia de competencia política.

En este tiempo la izquierda estaba marginada. Carecía de reconocimiento oficial.

El abandono del PAN en el sistema político dio como resultado la primera y gran reforma político electoral (1977) en México.

La discusión panista fue si competían y aceptaban recursos del gobierno. Fue álgido la confrontación y para evitar la fractura decidieron posponer el debate y no presentar candidato.

José López Portillo tuvo que ganar.

Hoy la disputa de los panistas, luego de probar las mieles del poder y encontrarse en un tercer lugar nacional, es quiénes se quedan con los recursos que reciben del sistema político. Es decir, las prerrogativas.

Antes se distanciaban por impedir contaminarse por la entrega de recursos (implica corrupción). Actualmente les interesa contagiarse, porque es parte del placer del poder.

Principalmente son dos grupos quienes disputan la dirigencia nacional: maderistas (Gustavo Madero) y calderonistas (Ernesto Cordero). Otros dos grupos como el conservador Yunque y los seguidores de Josefina Vázquez Mota.

Con la declinación de Vázquez Mota la balanza se inclina hacia Madero; los yunquistas estuvieron contra Calderón cuando estuvo en la presidencia; así que es altamente probable que repita en la dirección nacional Gustavo Madero.

Cualquier grupo panista va por el dinero. Han perdido ideología. Son azules porque ese color los identifica, pero en realidad huelen el oro.

También han dejado de ser la digna oposición.

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