Ante la división que vivirá el PRD (Partido de la Revolución
Democrática) no solamente en Guerrero –donde ha sido gobierno estatal en dos
ocasiones- sino a nivel nacional se perfila la idea de una posible desaparición
como opción política.
El acontecimiento tendría que verse en los resultados de las
elecciones presidenciales de 2018.
Los datos, hasta el momento, apuntan a un desvanecimiento paulatino
desde este año (2016) para concretarse en el año electoral más importante de la
segunda participación electoral de la presente década. Me refiero a las
elecciones para presidente de México en 2018.
El PRD en Guerrero logró lo que hizo en Baja California Sur: ganar en
dos ocasiones seguidas la gubernatura.
En BCS hizo la hazaña con Leonel Cota Montaño y su primo Narciso
Agundez Montaño. En Guerrero con la candidatura de Zeferino Torreblanca Galindo
y Ángel Aguirre Rivero.
Otra entidad que concretizó la hazaña de repetir como triunfador con
el PRD fue Zacatecas con Ricardo Monreal y Amalia García. En ninguno de los
tres eventos el ganador provenía de la cantera perredista. Quien llegó a
dirigir su entidad eran de otros partidos políticos –excepto Amalia García-.
Si se contabilizara por porcentajes sobre quienes han ganado una
gubernatura con pedigree perredista, tendríamos como resultado un 5 por ciento.
Esa situación sí que molesta, lastima. Y los pocos que han gozado de
los privilegios del poder han comprendido que lo importante es llegar y lo
trascendente es mantenerse. ¡Eso, ahora la entienden, es política!
En el caso Guerrero los perredistas saborearon el poder con más
libertad en el trienio de Ángel Aguirre Rivero. Y aquí le cayó el veinte.
Ahora estos perredistas guerrerenses ansían que llegue el 2018 para
apoyar a quien en eventos electorales pasados pudo vencer al PRI. Me refiero a
Andrés Manuel López Obrador.
Este personaje hizo diputados federales y hasta senadores a
perredistas que ni siquiera hicieron campaña en su proceso electoral.
Quienes están decididos a apoyar a AMLO para el 2018 son los perredistas
de antaño, los que se les conoce como políticos con cierta ética; como es el
caso de Eloy Cisneros Guillén. Si estos son la fuerza moral del PRD guerrerense
y han decidido apoyar a López Obrador, casi es inminente la desaparición de
este partido en Guerrero.
Pero el tema no sólo se encuentra en la mesa de discusión en el
territorio guerrerense, sino en otras entidades. Como es el caso de la Ciudad de México donde participará Miguel Ángel Mancera como independiente a pesar de haber llegado al poder con las siglas del PRD; es decir, lo va a dividir.
Al parecer la división persigue al PRD porque en el Estado de México con Héctor Bautista y sus acciones y decisiones autoritarias ha ido alejando a sus bases.
Hasta parece que ésta sería la
última crisis que enfrentará el PRD. Para la próxima, ya no habrá partido con
los colores negro amarillo.
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