lunes, 28 de marzo de 2016

Lectores y política pública

Según el director  general de publicaciones de la Secretaría de Cultura federal, Julio Trujillo, en zonas urbanas una persona lee 4 libros al año, en promedio. La cifra la obtuvo de una encuesta aplicada por el Instituto Nacional de Estadística Y Geografía.

Sí, en realidad preocupa que se lea muy poco; pero también irrita que quienes estén al frente de organismos que fomentan la lectura carezcan de ideas, precisamente, para incrementar los índices de lectores.

Por las declaraciones del funcionario de apellido Trujillo su invitación a que haya más lectores se basa en el impulso a la participación en ferias del libro.

Incita a que la gente acuda a ese tipo de eventos. Es decir, sólo se está gastando el presupuesto asignado en hacer lo que siempre se ha realizado y que ha arrojado nulos resultados. Molesta que carezca de ideas, cuando es parte de su responsabilidad por el cargo que desempeña.

Para no quedarme sólo en la crítica propongo lo siguiente.

Fomentar, para mí, es obligar. Si busco lectores tengo que imponer reglas estrictas con sus respectivas sanciones. Ya no voy a escribir o a repetir cuales son los beneficios de una sociedad o comunidad lectora. Supongo que la mayoría de quienes leen ya lo saben.

Cuando escribo obligar me refiero a legislar para que en las escuelas (todas, públicas o privadas y de cualquier nivel) exista, por lo menos una hora diaria de lectura en voz alta. Tal vez exagere con la cantidad de tiempo en primarias y secundarias, debería ser 15 minutos o media hora en esta etapa de formación.

Aula que no realice el ejercicio, el profesor tendría una sanción económica. En caso de crear eventos competitivos, ya sea colectivos o individuales entre zonas, municipios, estatales y nacionales, a los ganadores se les tendría que ofrecer un excelente reconocimiento económico. Tanto a alumnos como a docentes.

Si se está organizando una masa de lectores necesariamente tengo que imprimir libros, muchos y de diferente narrativa. En este punto interviene el gobierno. Tendría que editar libros a precio muy accesible y de excelente presentación.


El objetivo es crear o fomentar un nuevo hábito. Lo que me queda claro es que esta nueva costumbre dará resultados en 15 ó 20 años. Y si se desea una participación social es el momento de comenzar.

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