El mismísimo presidente de
México, Enrique Peña Nieto, anunció el inicio de la campaña para presidencia,
acto que se llevará a cabo en junio de 2018.
Las declaraciones las vertió en
una conferencia frente al grupo imagen multimedia el día domingo y se
publicaron ayer en diferentes medios impresos de circulación nacional, quien le dio mayor difusión fue el periódico Excélsior.
Textualmente dijo “quien no se
mueva no sale en la foto” en referencia a la sucesión presidencial.
La frase, la original, provino de
Fidel Velázquez, dueño de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la única
organización sindical que agrupaba a todos los sindicatos. Eran los tiempos del
partido único. La expresión fue “quien se mueve no sale en la foto”.
Y se concretaba a que cualquier
actor político tenía que esperar los tiempos del partido en el poder y la
decisión del presidente de la República en turno.
Se ha hecho leyenda que el
presidente en su soledad decidía a su sucesor. No ha sido así, porque en
realidad el presidente de la República Mexicana tomaba el parecer de sectores
de su partido, por lo menos de los líderes, grupos económicos, políticos y de
presión.
Así fue desde el acuerdo con
Plutarco Elías Calles, y, esa distribución del poder le dio lo que hoy se conoce
como gobernabilidad al país. Hasta, desgraciadamente, la alternancia.
En todas las ocasiones del priismo el presidente en turno se
reunió con un selecto grupo de gente con
fuerte incidencia en algún campo: político, económico, medios de comunicación,
religioso y militar.
Eran los tiempos del partido
hegemónico y del partido único. Hasta que llegó la alternancia y con ello la
competencia.
Es decir, interpreto, Peña Nieto
acaba de tirar la toalla en su responsabilidad y con ello la disputa abierta
por la presidencia. Todos ya están en campaña y ganará el que tenga mayor
popularidad. Tanto en su partido como entre los adversarios.
Ya no será el presidente, como se
ha hecho leyenda, quien decida, sino los vaivenes de las encuestas de opinión,
las serias.
La declaración de EPN es el
inicio del ocaso de su gobierno y también de su debilidad política.
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