sábado, 8 de marzo de 2014

Mujer en política

Se ha instituido el 8 de marzo para recordarnos el día internacional de la mujer. Pero no se trata sólo de acordarse de que es una fecha para celebrar a las damas, sino de saber y refrescar cuál ha sido su desempeño en la vida política y su importancia en la familia, además de debatir su carácter en los espacios de empoderamiento que ha conseguido.

De paso refrescarnos en la memoria que falta mucho quehacer para que ella, en alianza con algunos del género masculino, consiga la igualdad de oportunidades en la actividad política y económica.

Ya sabemos o más bien nos recapitulan las mujeres que son, en términos cuánticos, más que los hombres; por este mismo argumento exigen el 50 por ciento de espacios políticos. Evidencia que es lógica en el tópico democracia, la cual dicta que debe distribuirse el poder a partir de la cantidad de votos. Y las mujeres son dos por ciento más dentro de un padrón electoral.

Por donde quiera que se le vea son más las mujeres que los hombres.

Otro distintivo a favor de las mujeres son sus habilidades. Son capaces de realizar dos o tres actividades al mismo tiempo, tema vedado a los hombres. Pero ya que toco este tema, el beneficio de ser monotemático o monoconcentrado es que los varones terminamos lo que empezamos. En cambio las mujeres, precisamente por esa diversidad de labores que desarrollan, dejan truncos todas las actividades. No son capaces de culminarlas.

Se les admira su practicidad, pero no se dan tiempo para la reflexión. No es que no piensen o cavilen, lo que digo es que a partir de la enorme diversidad de sus tareas no se toman su tiempo para la abstracción.

Ellas mismas lo expresan de esta manera: cuando se le pregunta a un hombre que ha realizado durante la mañana, por lo general responde que se ha bañado y ha desayunado. En cambio la mujer contesta que ya lavó, planchó, preparó el desayuno y llevó a los niños a la escuela. Su agenda está saturada. En cambio el varón ha desarrollado menos actividades y una de ellas ha sido la lectura de algún periódico.

La habilidad de atender varios asuntos al mismo tiempo ha sido desarrollado desde hace siglos, por lo que se ha impregnado genéticamente. Sí, habría que reconocerlo las mujeres son una maravilla cuando abarcan distintos roles y eso les ha dado que ganen más sensibilidad. Son capaces de la empatía, principalmente con los hijos.

Las mujeres se sienten (y lo expresan) incomprendidas en un mundo de machos. Es en ese sentido que han propuesto el concepto deconstrucción, término que significa descomponer la estructura evidentemente varonil.

Y para desarreglar lo que está hecho le proponen a los varones que ahora ellos realicen acciones que por años han practicado las mujeres. Se parte del principio “para entenderlas” y luego para intentar “pensar” desde esa posición del cómo se observa la actividad humana y política. Toda esa filosofía se reduce a una simple empatía o “ponte en mi lugar para que veas lo que se percibe o se siente”.

Muchos personajes del ambiente político aceptaron el reto e iniciaron con dichas actividades “preferentemente” femeninas. Con el paso del tiempo y la práctica cotidiana descubrieron que conquistaron una sensibilidad mayor en comparación con las mujeres. Algunos se trasladaron al extremo y se convirtieron al tercer sexo. Fueron superiores a las mujeres, estos últimos personajes, incluso lograron engañar a su pareja heterosexual, pues por años y hasta lograron descendencia y amaron a su propio género.

Cuando las mujeres fueron ganando espacios de poder, ya sea como regidoras, presidentas municipales, diputadas o senadoras, gobernadoras o incluso presidentas, todavía, en este tema de la política, es una lástima pero es real, no se refleja una manera diferente del quehacer en la toma de decisiones.

Ya en el poder se comportan igual o peor que los varones. Ese nuevo estilo de gobernar por parte de las mujeres no se ha visto en ningún sitio. Son déspotas, altaneras, abusivas y corruptas. Y al igual que los varones, no son todas, pero sí su gran mayoría.

Dos de las debilidades de las mujeres es su ausencia de tolerancia hacia su propio género (laboral o políticamente) y su carencia de autoestima. Todavía no se la creen que son capaces de emprender expectativas.

Las mujeres se odian entre sí. Y esa característica les impide realizar el primer principio de la política: alianzas y se les complica emprender la organización.

Son organizadas para sus desempeños cotidianos; pero todavía no aprenden a organizar a otros sectores que no sean los familiares. Por ejemplo, una reunión pública como mitin o manifestación de protesta.

Desde hace un mes, por decreto presidencial, han obtenido que en los partidos políticos les otorguen el 50 por ciento de espacios políticos. Sin embargo, el desempeño político no se otorga por ley, sino en la actividad cotidiana y constante. Vamos con la presencia en los lugares donde se hace política.

El que se les haya dado un lugar legalmente sólo va a llevar a las mujeres a que discurran sus temas en espacios que se van a seguir considerando “hogareños”. Al cabo que ya tienen el 50 por ciento de espacios políticos. Cuando lo que se requiere es su voz pública. Sus propuestas e iniciativas en el ámbito del debate social. O sea, dos sencillas palabras, sus reflexiones en la escena pública.

Pienso que las mujeres están cómodamente esperando su mitad de puestos políticos, lo que democráticamente les corresponde, pero percibo que serán una especie de fantasma en cuanto a una manera distinta del quehacer político.

Por lo tanto, feliz día de la mujer. revistaa@yahoo.com

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