En tiempos de crisis política,
como la que se vive en Guerrero, nadie quisiera estar en el lugar de Ángel
Aguirre Rivero. En cambio cuando ganó la gubernatura en febrero de 2011, casi
todos eran sus amigos o por lo menos decían serlo y hubieran deseado estar en
su lugar.
Cuando la política sufre tiempos
complejos, se criban lealtades y se patentizan viejos rencores.
También es necesario recordar que
la política es como la rueda de la fortuna. A veces se encuentra abajo y en
ocasiones arriba.
Los que hacen labor profesional
de la política lo saben, por eso cuidan su lenguaje y son tersos.
Quienes estudian la política
recuerdan acontecimientos del pasado, porque, se sostiene los sucesos se
repiten.
Entonces recordemos mayo de 2006.
San Salvador Atenco, Estado de México, era gobernador del Estado de México,
quien hoy conduce los destinos del país.
Hubo enfrentamiento entre policías
y colonos. Sucumbió un joven de 14 años.
Aquello levantó ámpula, no sólo
en la opinión pública nacional sino internacional. Nadie quería estar en los
zapatos de EPN. Fue una situación política difícil.
Pasaron 6 años y muchos olvidaron
el episodio y el actor político conquistó la presidencia. De ubicarse en el
fondo llegó hasta arriba.
Con esto, desde luego, no se
justifica ni la muerte de alguna persona o la desaparición de otra(s).
Sin embargo, la política es
caprichosa, con muchos recovecos y sólo la paciencia, la lealtad y la
persistencia, da frutos. Esto lo saben los políticos profesionales.
Como observador del
comportamiento político les recuerdo el pasado, el cual se puede presentar como
futuro. Para bien o para mal. Depende, desgraciadamente de quien sea el
padrino.
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