jueves, 23 de octubre de 2014

Violencia o Movimiento pacifista activo

A partir de actos violentos en Guerrero con el incendio del Congreso, Palacio de Gobierno, las oficinas del PRD en Chilpancingo, el palacio municipal de Iguala se hace necesario revisar si en los tiempos actuales el uso de esos mecanismos refuerza o debilita un movimiento político.

Las siguientes consideraciones son de una exposición de Erica Chenoweth, doctora en Ciencias Políticas, quien luego de revisar por dos años todas los manifestaciones políticas desde 1900 hasta 1986, llega a la conclusión de que las protestas pacifistas activas han tenido mayor éxito que las violentas.

Su revisión (cientos de casos) tomó en cuenta toda aquella manifestación política con al menos mil personas.

Ella sostenía, por percepción, que el poder reside en las armas. Que una protesta pacífica frente un poder dictatorial, incompetente, desalmado, brutal y despiadado era una ingenuidad.

La doctora define que la no violencia o resistencia civil como una forma activa del conflicto se realiza con protestas, boicots, manifestaciones con el objetivo de buscar la cooperación de las masas para el cambio.

Antes de su estudio pensaba que el movimiento pacifista era con la finalidad de encontrar reformas en temas ambientalistas o de género; pero NO para derrocar a un dictador, por ejemplo.

Filipinas en 1986 el poder del pueblo derrocó a Ferdinand Marcos. Lo mismo en Serbia sobre Milosevic, el carnicero de los Balcanes, en octubre de 2000.

El resultado de su información le ofreció que el doble de casos de organizaciones NO violentas tuvo mayor probabilidad (dos a uno) de triunfo que las violentas.  En los últimos 50 años se han incrementado las protestas NO violentas frente a las violentas, son más comunes y exitosas.  Porque, insiste la investigadora, todo reside en el poder de la gente.

Otro dato que nos ofrece la doctora: Los gobiernos solían preocuparse si el 5% de sus gobernados se organizara; ellos podrían perder el mando. Ahora se sabe, de acuerdo a su estudio, que con el 3.5 de la población activa en protesta puede derribarlos.

Ese minúsculo porcentaje -3.5-, representa, por ejemplo, en Estados Unidos 11 millones de personas. 

En México la cantidad rondaría por los 4 millones de habitantes. Lo cual abre la posibilidad y esperanza de un cambio por la vía pacífica. Y ello se puede concretizar, por ejemplo, si partidos de oposición se unieran, con lo cual, a corto plazo (2015) podría cambiar de partido. Pero lo interesante es que la gente podría alcanzar a comprender la fuerza de su voto.

Es decir, ya no se trata sólo de cambiar al gobernante de un partido por otro, sino de saber que la gente ha cobrado conciencia.

En realidad, sostiene la investigadora, un movimiento activo pacífico lleva años para consolidarse.


La ventaja de la actividad no violencia es que es incluyente por género, raza, edad, partido político, clase y ambiente urbano o rural. La violenta por su mismo comportamiento requiere de un fuerte financiamiento y cierta formación militar.

 El suceso del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, con la desaparición de 43 estudiantes ha movilizado muchos lugares de México. Y podría convertirse en la semilla de un movimiento pacífico activo.

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