sábado, 20 de diciembre de 2014

Televisión mexicana. Tercer Grado se va, ya se fue.

El programa “crítico” de Televisa conocido como Tercer Grado sale del aire. Información que se desliza en periódicos de circulación nacional.

La única persona con la formación de politóloga es Denise Maerker; los demás son periodistas.


Hago la distinción porque ella aportaba análisis del acontecimiento. Los demás detallaban información del suceso que se comentaba.

Los periodistas abundaban en pormenores de información que en muchas ocasiones en sus propios textos evitaban. La riqueza, de este programa, era la cantidad de datos. Y de repente algún señalamiento a gente de la política.


Nunca hablaron en contra del número uno del país. Menos del dueño de la empresa. Son, como se dice, valores entendidos.


El debate era intenso y en esas exposiciones se evidenciaba la posición política de los comentaristas. Era todo. Esa es su importancia.


Dicen que el cierre de Tercer Grado obedece a que lastimó los intereses políticos de gente del poder. 


Si esto es cierto, entonces, estamos hablando de una censura a la libertad de expresión y, además, de que el dueño de una cadena, con alta dosis de influencia, cede ante la presión.


Es decir, que regresamos a un sistema político obtuso donde sólo se pretende que prevalezca la versión de quien se encuentra en el poder.


Cuando escribo que lo importante de Tercer Grado es la referencia de información, aludo a que la gente que escuchaba las distintas versiones es con el objetivo de que pudiera conseguir sus propias conclusiones. Determinación que se lograba, siempre y cuando, la misma gente tuviere información. Es decir, si su público alcanzaba a realizar un ejercicio de comparación.


Como todo programa televisivo de “análisis” se transmite a altas horas de la noche en donde el auditorio es escaso.


Conclusión tenía poco rating y por lo tanto no era de peligro.

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