viernes, 17 de abril de 2015

Elite de poder en Guerrero, Rogelio Ortega Martínez

En la real politik quienes toman decisiones trascendentales es un reducido, muy reducido, número de personas.

Los demás (en este caso a los políticos guerrerenses) la acatan ya sea por convicción, interés o porque carecen de fuerza política.


En un país con historia política centralista esas decisiones se toman en la ciudad de México, ya sea en Gobernación o en Los Pinos.


En la casa de Bucareli se reúnen con el secretario de Gobernación los líderes de partidos políticos (no son todos, sino solamente los que tienen peso político en la entidad con dificultades) y entre ellos toman el acuerdo.


En el caso de Los Pinos es el poder Ejecutivo quien ya ha tomado la última decisión.


Los personajes locales simplemente obedecen.


El título de este texto obedece a la declaración que nos ofreció recientemente el actual gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, sobre su posible remoción por parte del Congreso local y su término de gobierno el 26 de abril. Dijo que “a mi me pusieron las élites de poder”, con lo cual les dijo que si es clase política -a de adeveras- ya decidió removerlo así tendrá que suceder.


Pero si también "esos" han considerado que debe terminar el periodo así sucederá.


Lo que haya realizado, Ortega Martínez en su periodo bien o mal, en términos políticos, es lo de menos para quienes hacen política. Y de paso, con esa declaración del gobernador, lo que varios grupos locales piensen, también no cuenta.


Los que mandan se encuentran en la ciudad de México y los que obedecen hacen su trabajo político, pero no inciden en cuestiones trascendentales.


Si se observa con detenimiento el comportamiento del gobernador no se ve afligido ni nervioso porque lo remuevan; lo cual, me indica, que se encuentra satisfecho de lo que haya realizado en las condiciones que le tocó sortear y que no le quita el sueño si termina en estos días de abril.


Por otro lado, las propuestas que se escuchan para suceder al actual gobierno (Mario Moreno Arcos, Florentino Cruz Ramírez y Sofío Ramírez), tienen vínculos con algún partido político; no son imparciales y eso dificulta una mayoría y peor un consenso.


Además se encuentra otro rasgo que es el factor tiempo. Por un lado ya está en camino el proceso electoral –con sus elecciones el 7 de junio- y por otro quedan cinco meses de gobierno. 


El mejor escenario de cambio de gobierno (si sucediera), es que haya consenso en el próximo gobernante; si se da una mayoría continuarán o hasta agravarán los problemas.

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