En política existen
códigos no escritos. Procedimientos que se cumplen y que están obligados a
obedecer por usos y costumbres. Quien
llegue a romper o violar “estas tradiciones” tendrá un castigo a su debido
tiempo.
Cito algunas prácticas
del sistema político mexicano.
Los políticos
inteligentes no deben asumir el poder.
La lista existe y va
numerada.
Para ofrecer
gobernabilidad quien sea el próximo presidente no debe ser del equipo cercano
de quien deja el poder.
El primer párrafo, en
las prácticas, requiere de otra explicación. La diferencia, entre los
académicos, son los conceptos listo e inteligente.
Un personaje listo,
abusado presenta la característica de ser audaz. Atrevido. Aprende rápido, pero
carece de la habilidad para crear ideas propias. Por lo general imita.
El inteligente, piensa
y formula hipótesis y crea sus historias con un alto grado de verosimilitud.
Sabe de teorías de acuerdo a su campo profesional.
En el terreno político
llega al poder una persona que sea valiente, pero leal. Listo, sí; pero no
inteligente porque éste podría dar cambios que dañen al antecesor.
El ascenso político es
gradual. Llega el espacio de toma de decisiones en el tiempo preciso, ni antes
ni después. Cuando sucede que alguien progresa súbitamente, de igual manera
desciende. A estos acontecimientos los han acuñado con la frase: sube en
elevador y baja por el mismo aparato.
Cuando apelo al
ascenso gradual es porque los que aspiran a un puesto político han hecho la
petición y hacen su trabajo político. Es decir, se han formado y difícilmente
dan paso a quien viene detrás. Cuando alguien brinca el numeral es porque se
formó un ambiente fuera de la común, extraordinario y logra o mayoría o
consenso.
En la circunstancia
anterior se puede decir que llegan los académicos al poder. El caso Michoacán y
Guerrero son ejemplo de ello. Ambos fueron funcionarios universitarios.
Michoacán Salvador Jara, rector de la universidad Nicolaíta y Rogelio Ortega,
secretario general de la UAGro. Los escenarios para arribar a la gubernatura
fueron similares. Entraron como bomberos ante una crisis política.
En la tercera leyenda
que escribí en este texto me refiero a que en el PRI el nuevo presidente de la
República no pertenecía al grupo que dejaba el poder. Esto le dio estabilidad
política al país y los grupos de poder estaban tranquilos porque sabían que sus
privilegios permanecerían.
En la pretensión de
ser presidentes para el 2018 ya asoman dos académicos, bueno, por lo menos,
fueron rectores de la UNAM. José Narro, actual secretario de Salud y Juan Ramón
de la Fuente, quien es revivido (políticamente) por el PRD.
De los dos anteriores
quien presenta el perfil de académico es Juan Ramón de la Fuente. Es
inteligente.
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