En 1999 Ángel Aguirre Rivero era
gobernador de Guerrero, interino, pero mandatario constitucional porque tomó
protesta ante el poder legislativo. En 2014 es el gobernador y aunque algunos
opinan que vive una situación de ingobernabilidad, sostengo que se encuentra
políticamente mejor ubicado y hasta con pretensiones de largo alcance.
En aquella década de los noventa
nadie pensaba en la alternancia. El PRI todavía vivía los estertores del
sistema de partido hegemónico, así que Aguirre se desplazaba por la entidad
entregando obras. Esa fue su característica y su sello. De alguna manera
descuido la sucesión. Cuando reaccionó era demasiado tarde, su secretario de
Planeación, René Juárez Cisneros, iba adelantado.
Aguirre trató de nivelar la situación
y propuso a su primo Manuel Añorve Baños, pero Juárez Cisneros, ex diputado
federal, ex presidente municipal de Acapulco y ex presidente estatal del PRI,
ya tenía la estructura de su lado.
Aguirre pensaba que el PRI tenía
que acatar la decisión del gobernador. La competencia interna había comenzado
entre los priistas. Aquella frase de quien se mueve no sale en la foto del
líder obrero Fidel Velázquez, era obsoleta.
Ahora, acumulada aquella
experiencia Aguirre se reúne con los principales actores políticos; los que
realmente son (Figueroa) y hasta con los posibles (Walton, Ríos Piter, Mario
Moreno). A los otros que se mencionan no los considera con posibilidades,
supongo.
Como gobernador no deja cabos
sueltos, evita repetir la historia de hace 18 años. Asume su papel de político y
vigilante del proceso.
Como pragmático de la política se
ha rumorado que se va a integrar al gabinete de Enrique Peña Nieto,
específicamente en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Porque a
pesar de que Aguirre se haya afiliado al PRD no indica que deje de pertenecer
al equipo de quien conduce el poder ejecutivo federal. Incluso ayer (9 de junio
de 2014) le recordó su amistad y su filiación política identataria: permanecerá
el 50 por ciento de descuento en las casetas de la autopista del Sol. Es un
espaldarazo.
En este rasante he lanzado otra
hipótesis, tal vez descabellada. Ángel Aguirre Rivero candidato a la
presidencia de la república por el PRD en 2018. Sustento dicha probabilidad en
a) la amistad entre Ángel Aguirre Rivero y Enrique Peña Nieto, b) en la
alternancia política en que conduzca la izquierda al país c) candidato natural
después de haber sido gobernador con toda la cauda de currículum político.
En ese contexto la iniciativa que
lanzó el gobernador de despenalización del aborto y los matrimonios gays en
Guerrero son la viva imagen de un político de izquierda avanzada, progresista.
Jamás un político asambleísta, menos beligerante, tampoco de toma o secuestro de
edificios o calles.
El que, tal vez no se aprueben
dichas propuestas en el poder legislativo –interrupción del embarazo y
matrimonios del mismo sexo- no se traduce en puntos negativos en la figura de un Aguirre Rivero con ese
dinamismo de vanguardia y de izquierda, ésta imagen ya nadie se la quita.
Con Aguirre en la izquierda y con
posibilidades de ser candidato a la presidencia, mas la ayuda que le concreticen
la corriente hegemónica de los Chuchos con el aliado de EPN, podría incluso
hasta ganar.
Finalmente tanto Aguirre –perredista- como Peña Nieto priista,
pertenecen al mismo equipo de colaboradores.
Para facilitarle el triunfo a la
izquierda, evidentemente el PRI tendría que salir dividido, cuyo rasgo sería
que unos estarían con el candidato de la izquierda y otros en su partido.
A algunos les parecerá absurdo;
pero así es la política en México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario