lunes, 30 de junio de 2014

Féminas al poder ¿y la política?

Creación Nerilicón


Una de las reformas políticas más acuciosas en los últimos años fue la paridad de género. La misma cantidad de espacios políticos para mujeres y hombres.
La iniciativa fue creada desde el mismísimo poder Ejecutivo federal, con el objetivo, claro está, de congraciarse con el electorado que representa más del 50 por ciento de la población y del padrón electoral.
La tirada es que millones de mujeres mexicanas, sin importar filiación partidaria y con mayor énfasis a las indecisas, observen al PRI como el partido que les dio la oportunidad de participar del poder.
Se parte del principio de que las féminas le deberían corresponder al PRI por ese favor.
La historia política mexicana señala que en 1953, Adolfo Ruíz Cortines, les otorgó a las mujeres el reconocimiento como ciudadanas, es decir, votar y ser votadas. Algunas mujeres sostienen que esa distinción fue motivo de su participación en las artes de la política. En realidad obedeció a un intento de elevar la participación electoral en un sistema de partido único. Más votos le daba credibilidad al sistema.
Y para amarrar el objetivo el siguiente candidato a presidente de México estuvo en la persona de un hombre carismático con Adolfo López Mateos, quien elevó la votación, gracias a la participación de mujeres.
En la práctica no existe ninguna diferencia, en el ejercicio del poder, entre hombres o mujeres. Su comportamiento ha sido el mismo: nepotismo, corrupción e ineficacia. La última muestra la tenemos con Purificación Carpinteyro, la senadora perredista, con sus negociaciones al frente de la reforma en telecomunicaciones.
Aquí en Guerrero, dicen las mujeres que unos diputados locales “machistas” no quieren -legislar- otorgarles (a las mujeres) el 50 por ciento de las candidaturas a presidencias municipales.
De acuerdo a la jurisprudencia les corresponde la mitad porque se encuentra en la ley federal y como dicen los abogados: una ley federal se encuentra por encima de la local.
Sin embargo, me encantaría observar una movilización de mujeres en exigencia de ese 50 por ciento de espacios políticos. Me atrevo a escribir que harían el ridículo porque no pasarían de mil.
Sin embargo, con la aprobación reglamentaria en reformas político electorales ese "chou" femenil ya no será necesario porque se legisló mitad hombre y mitad mujeres hasta con los suplentes del mismo género.

Las mujeres tienen derecho al poder; pero, desgraciadamente, no han aprendido a hacer política. Son dos temas diferentes. La política, la buena, busca el bien común.

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