martes, 19 de mayo de 2015

Viva Ayotzinapa o sucumbe

Los acontecimientos del septiembre negro de 2014 en Guerrero alcanzaron a la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, mejor conocida como Ayotzinapa. Está a punto de sucumbir porque en este 2015 hubo pocos estudiantes interesados en inscribirse.

Nadie en su sano juicio desea ir a un lugar en donde corre peligro, literalmente, la vida. Lo que se recuerda de Ayotzinapa es la desaparición de 43 estudiantes.


Tampoco los padres de familia permitirían que sus hijos acudan a una institución con la doble imagen de antecedentes entre la gloria y la disipación de normalistas.


Evidentemente es un honor, para cualquier joven, prepararse en donde egresan profesores con un criterio, digámoslo, libertario. Criterio que ayudaría a un cambio del statu quo.


Ayotzi es un espacio en donde se perfila a un docente con inclinación a la crítica. Y no uno pasivo como se piensa se alistan en las instituciones privadas.


Si los acontecimientos de 2014, con su secuela de 43 desaparecidos, empañó la imagen del gobierno mexicano en todo el mundo (la mayor secuela es la ausencia de inversionistas); ahora, la escasa asistencia a inscribirse en el próximo año escolar va en la ruta de la desaparición de Ayotzi. La reciente historia "oscura" también los ha alcanzado.


Sectores sociales de Chilpancingo, desde hace años, pedían la clausura de Ayotzi porque, entre sus actividades de presión política, cometían actos vandálicos. Ellos, los alumnos, decían que eran actividades de influencia sobre las decisiones del aparato gubernamental para que tuvieran mejores condiciones en el internado.


Ayotzi por sus actividades públicas y políticas despertó controversia. En lo académico no se le conoce alguna aportación relevante.


La situación actual de Ayotzi me recuerda al discurso del desempleo. 


Todo mundo percibe que se ha dificultado contratarse en cualquier institución, ya se pública o privada, incluso con estudios de posgrado o con habilidades en un oficio. Y una de las oportunidades para conseguir empleo era ingresar a la policía. Sin embargo, la vida pendía de un hilo, imagen que se percibe en este momento, de Ayotzinapa. 

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