El pasado 7 de junio no se pudo
celebrar el evento electoral en donde nació Vicente Guerrero porque se logró
impedir la participación ciudadana. Ese lugar se llama Tixtla y se encuentra a
15 kilómetros de distancia de Chilpancingo, capital del Estado de Guerrero.
Hubo dos premisas para que no
hubiera elecciones: por un lado la inseguridad (que desgraciadamente permea) y
la organización de quienes boicotearon el evento electoral.
El miércoles es el último día
para realizar campaña en la vecina comunidad de Tixtla en donde habrá
elecciones para presidente municipal el domingo 29 de noviembre.
Legalmente no se pudo instalar
más del 80 por ciento de las casillas el pasado 7 de junio del presente año. Los
resultados fueron invalidados y para este ejercicio sirven de referencia para
estimar que el ganador del próximo domingo será el candidato del PRI.
En junio pasado Saúl Nava
Astudillo (que no tiene ningún parentesco con el gobernador) logró obtener
mayor número de votos en comparación con Hossein, candidato del PRD.
La figura de Héctor Astudillo
Flores para la gubernatura, la cohesión de ese partido en comparación con la
silueta de Beatriz Mójica Morga en un estado con fuertes rasgos machistas y la
división del PRD consigo mismo y con Movimiento Ciudadano dieron como resultado
un triunfo arrollados e incuestionable al partido de la banderita nacional. Recuperó,
con amplio margen, el Congreso, presidencias municipales y la gubernatura.
Si subrayo la división aliancista
del PRD; lo mismo sucedió en Acapulco con el PRI. Aquí no logró la coalición
con el Partido Verde Ecologista. Por su parte Movimiento Ciudadano,
increíblemente, se desinfló a pesar de que era gobierno en este lugar.
En el puerto el perfil de Evodio
Velázquez del PRD en balance con Porcayo Terán del PRI obtuvo sus beneficios
para el partido de los colores negro amarillo. Habría que resaltar que la
diferencia no fue mayúscula entre estos dos partidos.
Luego de recordar estos dos
eventos, tenemos que, la clave electoral para el triunfo de un partido político
en un proceso electoral se encuentra en la unidad y que el adversario se
encuentre dividido y tampoco logre alianzas de consideración.
El PRD en Tixtla se encuentra
confrontado; los perredistas estatales evidencias sus diferencias; la alianza
que ventilan con los panistas pende de un hilo muy delgado y además los azules
también sufren de enfrentamiento interno. Morena con su planilla individualiza
a la izquierda y contuvo a los “boicoteadores” porque van en posiciones políticas
y Movimiento Ciudadano con sus candidatos coadyuva a desdibujar una posible
alianza con el PRD.
El problema del PRD en Tixtla no
es Hossein, su candidato a presidente municipal, sino la cohesión partidista y
la ausencia de alianzas políticas.
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