lunes, 13 de mayo de 2013

Cultura política hacia lo electoral

México ha transitado del sistema partido único a hegemónico o dominante y en la actualidad a mayoritario. Hoy se puede hablar de un sistema plural moderado porque son tres partidos los que tienen influencia política en la toma de decisiones.

El sistema bipartidista es el que conocemos en Estados Unidos, entre republicanos y demócratas, lo menciono como referencia. Sin embargo, esta acotación se refiere a la lucha entre aristócratas frente a burgueses. Y para ser todavía más específico de ninguna manera la lucha se da de pobres contra ricos.

En México el pleito se concentra en familias. Es decir, más plural en comparación con el país del norte.

La transformación mexicana del sistema de partido único a plural sólo puede tener su origen en el rompimiento de la coalición gobernante. Las escisiones políticas provinieron del PRI. Los otros grupos, considerados marginales, ni fueron escuchados y menos atendidos (me refiero a la izquierda). Y despreciados los primeros revoltosos (PAN).

El periodo armado, disfrazado de revolución, se caracterizó por la lucha del poder a través de la fuerza sangrienta. Y con ese mismo método los alinearon.

En la mayoría de los procesos electorales, después de aprobada la Constitución (1917) se presentaron grupos inconformes de la propia coalición gobernante. Por ejemplo, se puede citar a Francisco Serrano contra Álvaro Obregón (1924), José Vasconcelos frente a Plutarco Elías Calles (1929) -quien ejerce su poder con el maximato- Juan Andrew Almazán vs Manuel Ávila Camacho (1940), Miguel Henriquez Guzmán (1946 y 1952) frente a Miguel Alemán Valdés y luego contra Adolfo Ruiz Cortines. El PAN presentó por primera vez candidato a la presidencia con Efraín González Luna. Adolfo Manero frente a Adolfo López Mateos (1958).

En el sexenio siguiente el PRI (1964) da muestras de fortaleza interna sin fisuras con Gustavo Díaz Ordaz, al paso de su periodo se enfrentó a movimientos sindicales (médicos, ferrocarrileros, maestros y hasta universitarios); el PAN postula a José González Torres y la izquierda –sin reconocimiento legal- a Ramón Danzós Palomino.

Para el próximo periodo repitió el esquema priista al postular a Luis Echeverría Álvarez (1970), es decir no hubo rupturas interna y menos con José López Portillo (1976), pero con éste último al presentarse como candidato único dio muestras de agotamiento político. El sistema de partido único estaba agotado, lo que dio origen a la apertura democrática (1977) reconociendo a la izquierda. En 1988 a la ruptura política y luego electoral en 1988 -Carlos Salinas de Gortari y Cuauhtémoc Cárdenas, ambos de origen priista- y dos años después (1990) a la creación del Instituto Federal Electoral.

La primera etapa de la disputa por el poder fue violenta, la segunda disfrazada con desapariciones y exilios, la tercera representa un agotamiento interno y cuarta culmina con la ruptura. Se puede considerar que desde la segunda hasta la cuarta etapa se implementó el mecanismo electoral para dirimir diferencias.

En las últimos dos periodos se refuerza la cultura electoral con la aceptación y reconocimiento de la izquierda y con la formalización de un árbitro electoral, quien organiza, vigila y califica las elecciones.

Esa participación electoral para dirimir contradicciones se incrementa con la posibilidad de candidaturas ciudadanas. Es decir, en donde la gente postule a personalidades de extracción social.

El enfrentamiento va a ser interesante porque ahí observaremos quien podría ganar un espacio político; si la popularidad del personaje, lo que implica trayectoria de vida íntima y pública o el recurso que le inyecte el partido a su candidato.

Se sigue fortaleciendo la cultura política electoral. revistaa@yahoo.com

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