Homofobia es miedo o terror a hombres y mujeres homosexuales,
vamos esas personas que tienen preferencia sexual por su género. Más
específicamente es: a los hombres les gustan los hombres y a las mujeres, las
mujeres. Ahora también se considera esa homofobia a los que son bisexuales o
transexuales.
En lo personal no les tengo fobia (miedo, terror o pánico) a
esas personas. Desde muy joven aprendí a convivir con ellos, principalmente
homosexuales.
En el trabajo periodístico he realizado diversos textos sobre
la homosexualidad y la bisexualidad. No he conocido, hasta el momento, un
transexual.
Y lo que he entendido de ellos es que, igual que un heterosexual
(gusta del sexo opuesto), somos seres humanos. Ahora si, como dice Lupita
D’Alessio, con defectos y virtudes.
Para nada me molesta su forma de hablar ni de caminar, como
tampoco su manera de vestir. Espero, a ellos no les afecte cómo me veo, camino,
vista o me peine. Cada cual es libre de hacer lo que le venga en gana.
A estas alturas de la vida lo que me repugna es su
intolerancia de esos homosexuales, bisexuales, transexuales y heterosexuales con
sus pares.
Me explico. Escucho como algunos homosexuales donde se quejan
o critican a otro homosexual. Como dicen ellos mismos “se lo acaban”. Y lo
mismo sucede entre bisexuales y transexuales. En donde no hay mesura es entre
heterosexuales. Aquí casi se siente que lo linchan con las miradas. En este
género se da a flor de piel “la mala leche”. Pero en este último no aflora la
crítica si lo comparo con los otros géneros aquí mencionados hasta el momento,
sino, me parece, más bien emerge la envidia.
Entre homosexuales, bisexuales y transexuales percibo
competencia. Se esmeran por ser cada vez mejor, cada cual en su desempeño
profesional. En cambio en el campo heterosexual sólo emerge el adjetivo como
una manera de denostar. Y esa argumentación heterosexual denota falta de
creatividad. Se va por lo fácil.
Sí existe, pero es complicadísimo, conocer a un heterosexual
con sensibilidad.
Esa última palabra del párrafo anterior conocida como
sensibilidad, es la que ha caracterizado al ambiente femenino. Y, me parece
justo reconocer, que el mundo homosexual -de los hombres- le han ganado a las
féminas en ese término llamado ‘sexto sentido’.
Ahora me entero que cientos de homosexuales han comenzado a
salir del clóset y son personas que han vivido toda su vida en familia, es
decir, tienen esposa e hij@s. Es decir, con esa habilidad de la ultra
percepción homosexual han birlado a su compañera.
Ella, la que poseía el maravilloso don de la intuición, ha
sido, por el momento, derrotada por el homosexualismo varonil. En este punto lo
criticable es que no se hayan decidido a tiempo por su preferencia sexual.
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