El poder, sencillamente,
seduce. Además del placer de mandar, que es inherente a quien toma decisiones,
el otro gran asunto de la política es el privilegio de distribuir y administrar
recursos económicos.
Esos dos síntomas nada
tienen que ver con personajes que se hayan formado ideológicamente con la
izquierda, la cual dicen presenta orgullosamente valores como transparencia o
la justicia. Es decir, panistas, priistas, perredistas, convergentes, petistas,
ecologistas, para el caso mexicano, en el sitio del poder, son iguales. Son
depredadores o sólo llegan a robar.
Y lo mismo se puede
establecer en otros países latinos en donde también han llegado a gobernar
partidos que se dicen de izquierda.
Desmenucemos algunos territorios. Veamos el caso Brasil. Luiz
Inacio Lula Da Silva llega a la presidencia del país del fut bol, por su
empecinamiento al haber insistido en 4 ocasiones. En la quinta sedujo a
empresarios brasileiros y empleó el mismo discurso de la izquierda en donde
ayudaría a los más pobres. Su virtud haber dividido a la clase adinerada.
Ahora se le abre una
investigación por haber empleado 7 millones de dólares para comprar el apoyo de
diputados. La denuncia la formuló el
Ministerio Público con base en las denuncias formuladas en septiembre pasado
por el publicista Marcos Valerio de Souza, operador financiero del esquema
ilegal, quien fue condenado por la Corte Suprema a más de 40 años de prisión.
El escándalo viene desde 2005.
El que haya retenido la
presidencia Dilma Roussef con el mismo Partido del Trabajo (PT) de Lula, se
puede concebir con el método de compra, no sólo de diputados, sino de
brasileños comunes. Tal y como se realiza en México.
Veamos el país de los mejores cortes, Argentina.
Aquí gobierna Cristina Fernández de Kirchner, quien estaría envuelta en escándalo
millonario por “esconder” 3 millones de dólares en su mansión, según la
denuncia del periodista argentino, Jorge Lanata.
El periódico Clarín sostiene, con planos publicados,
que en la propiedad
presidencial se comprueba la existencia de la bóveda. “Se trata de una
habitación de dos metros de ancho por uno de profundidad y dos con cincuenta de
altura: es un recinto seguro en el que la familia presidencial guarda el dinero
y documentos de valor”, publica el diario.
Además, el ex
vicegobernador de Santa Cruz, Eduardo Arnold, recuerda que Cristina Fernández
le habló sobre la bóveda. “Cuando me entero que habían desguanzado el Banco
Hipotecario y Néstor Kirchner había comprado las cajas, me di cuenta que tenían
ese destino”, aseguró el ex funcionario al periódico.
Como se recuerda,
Miriam Quiroga, la ex secretaria de Kirchner, denunció que escuchó a Kirchner
pidiendo por teléfono que se apure la llegada de una puerta blindada cuyo
destino sospecharía era para guardar dinero lavado.
Aquí, en Argentina, el
poder político presidencial prácticamente se heredó en la esposa, pues Néstor
Kirchner gobernó de 2003 a 2010 y luego le entregó el poder a su consorte. En
los últimos días el abogado y político argentino Juan
Ricardo Mussa ha
presentado una denuncia ante la justicia argentina contra la presidenta,
Cristina Fernández, y su hijo, Máximo Kirchner, por el presunto asesinato
"de un tiro en la nuca" --según testigos citados en la demanda-- del
exmandatario Néstor Kirchner, fallecido el 27 de octubre del 2010.
Con otro giro que poco tiene que ver con el dinero,
pero sí con la conservación del poder (que es casi lo mismo) en Bolivia se
acaba de reformar la constitución para que el presidente, Evo Morales, pueda
reelegirse.
En Ecuador con Raúl Correa se hizo lo mismo y hace
unos días se reeligió. De igual manera reformaron la Constitución en Nicaragua
para que los sandinistas, a través de Daniel Ortega se quedara en la
presidencia.
De los aquí mencionados son personas que se dicen de
izquierda; y como puede observarse son igual o peor que los representantes de
otros partidos. revistaa@yahoo.com
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