martes, 28 de mayo de 2013

Nuestra democracia latina


El poder, sencillamente, seduce. Además del placer de mandar, que es inherente a quien toma decisiones, el otro gran asunto de la política es el privilegio de distribuir y administrar recursos económicos.

Esos dos síntomas nada tienen que ver con personajes que se hayan formado ideológicamente con la izquierda, la cual dicen presenta orgullosamente valores como transparencia o la justicia. Es decir, panistas, priistas, perredistas, convergentes, petistas, ecologistas, para el caso mexicano, en el sitio del poder, son iguales. Son depredadores o sólo llegan a robar.

Y lo mismo se puede establecer en otros países latinos en donde también han llegado a gobernar partidos que se dicen de izquierda.

Desmenucemos  algunos territorios. Veamos el caso Brasil. Luiz Inacio Lula Da Silva llega a la presidencia del país del fut bol, por su empecinamiento al haber insistido en 4 ocasiones. En la quinta sedujo a empresarios brasileiros y empleó el mismo discurso de la izquierda en donde ayudaría a los más pobres. Su virtud haber dividido a la clase adinerada.

Ahora se le abre una investigación por haber empleado 7 millones de dólares para comprar el apoyo de diputados. La denuncia la formuló  el Ministerio Público con base en las denuncias formuladas en septiembre pasado por el publicista Marcos Valerio de Souza, operador financiero del esquema ilegal, quien fue condenado por la Corte Suprema a más de 40 años de prisión. El escándalo viene desde 2005.

El que haya retenido la presidencia Dilma Roussef con el mismo Partido del Trabajo (PT) de Lula, se puede concebir con el método de compra, no sólo de diputados, sino de brasileños comunes. Tal y como se realiza en México.

Veamos el país de los mejores cortes, Argentina. Aquí gobierna Cristina Fernández de Kirchner, quien estaría envuelta en escándalo millonario por “esconder” 3 millones de dólares en su mansión, según la denuncia del periodista argentino, Jorge Lanata.

El periódico Clarín sostiene, con planos publicados, que en la propiedad presidencial se comprueba la existencia de la bóveda. “Se trata de una habitación de dos metros de ancho por uno de profundidad y dos con cincuenta de altura: es un recinto seguro en el que la familia presidencial guarda el dinero y documentos de valor”, publica el diario.

Además, el ex vicegobernador de Santa Cruz, Eduardo Arnold, recuerda que Cristina Fernández le habló sobre la bóveda. “Cuando me entero que habían desguanzado el Banco Hipotecario y Néstor Kirchner había comprado las cajas, me di cuenta que tenían ese destino”, aseguró el ex funcionario al periódico.

Como se recuerda, Miriam Quiroga, la ex secretaria de Kirchner, denunció que escuchó a Kirchner pidiendo por teléfono que se apure la llegada de una puerta blindada cuyo destino sospecharía era para guardar dinero lavado.

Aquí, en Argentina, el poder político presidencial prácticamente se heredó en la esposa, pues Néstor Kirchner gobernó de 2003 a 2010 y luego le entregó el poder a su consorte. En los últimos días el abogado y político argentino Juan Ricardo Mussa ha presentado una denuncia ante la justicia argentina contra la presidenta, Cristina Fernández, y su hijo, Máximo Kirchner, por el presunto asesinato "de un tiro en la nuca" --según testigos citados en la demanda-- del exmandatario Néstor Kirchner, fallecido el 27 de octubre del 2010.

Con otro giro que poco tiene que ver con el dinero, pero sí con la conservación del poder (que es casi lo mismo) en Bolivia se acaba de reformar la constitución para que el presidente, Evo Morales, pueda reelegirse.

En Ecuador con Raúl Correa se hizo lo mismo y hace unos días se reeligió. De igual manera reformaron la Constitución en Nicaragua para que los sandinistas, a través de Daniel Ortega se quedara en la presidencia.

De los aquí mencionados son personas que se dicen de izquierda; y como puede observarse son igual o peor que los representantes de otros partidos. revistaa@yahoo.com

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