Como profesional obligado a
ofrecer información certificada con fuente oficial debo decir que no existe
robo de niños, ni balaceras, como tampoco un incremento en el tema inseguridad.
La fuente, que es el gobierno
estatal, sostiene que han sido exageraciones de la gente.
Como reportero o comunicador
estoy obligado a escribir la versión de quien gobierna porque es una fuente,
insisto, oficial.
En ese nivel de información
también busco versiones vivenciales, testigos de lo que ha sucedido con los
tres temas. Es decir, otras fuentes, tal vez no oficiales, pero sí
testimoniales.
Algunos periódicos han relatado
lo que ha sucedido en las temáticas centrales de este texto.
Opino o interpreto por ser otro
género periodístico: La gente ha reaccionado y se ha organizado.
Sugiere, por ejemplo, por
seguridad no soltar de la mano al niño hasta que entre a la institución. Llegar
antes de la salida para recibirlo. No dejarlo solo.
Sobre la última balacera en un
centro comercial: hubo varias detonaciones y, también por seguridad, los
locales comerciales bajaron o cerraron las cortinas o puertas. Se dijo
oficialmente que se escuchó una detonación de arma de pequeño calibre. Que hubo
una movilización exagerada de cuerpos de seguridad. Quienes vivieron el
episodio están en desacuerdo.
Se dice oficialmente que los
índices de inseguridad han disminuido. Los datos duros de INEGI indican que
vivimos en zozobra; además los números de decesos vinculados al tema
inseguridad no han disminuido.
Algunos habitantes de colonias
urbanas de Chilpancingo han determinado defenderse, y eso es un síntoma de
estado fallido. El gobierno no cumple con su obligación de ser el custodio de
su pueblo.
Ahora hago uso de mi libertad de
raciocinio, consagrado en el artículo 6 constitucional. Cuando la sociedad
comienza a organizarse es el inicio de un cambio, porque ha tomado conciencia
de una fuerza insospechada para conquistar el poder.
La organización social se traduce en incertidumbre de quienes gobiernan.
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