Los políticos se hablan,
dialogan, no se enojan; los que se pelean son los simpatizantes, quienes apoyan
a su candidato.
Ahí estaban reunidos, alrededor
de la mesa. Rubén Figueroa Smutny (diputado local y aspirante a alcalde de Acapulco), Manuel Añorve (diputado federal y cercano a Manlio Fabio Beltrones pretende repetir como candidato a gobernador), Silvia Romero Suárez (secretaria de Educación local y candidata a presidenta municipal de Iguala),
Cuauhtémoc Salgado Romero (diputado federal y presidente estatal del PRI) y Luis Walton Aburto (presidente municipal de Acapulco y señalado por López Obrador como candidato a gobernador).
El anfitrión invitó a hacer uso
de la palabra a solo dos de los arriba mencionados. Walton y Salgado.
El primero, quiero suponer, por
ser el presidente municipal de Acapulco; el segundo, líder estatal del PRI.
Walton dijo, palabras más
palabras menos, que le daba gusto estar reunido con sus adversarios, ya que
cada cual realiza su esfuerzo para cumplir sus expectativas políticas.
El tono no fue soberbio, sino más
bien simpático.
Interpreto que Walton se la cree.
Ya se siente el candidato a gobernador. Y eso en sicología se llama autoestima.
Los sicólogos clínicos le califican con el término seguridad.
Su manera de hablar no se
percibió arrogante. Ni tampoco irónica.
De tal manera que muchos de los
asistentes aplaudieron. Incluso los otros políticos festejaron la frase.
Un comensal me narró que Walton
fue el primero en llegar al sitio; incluso antes que el anfitrión. Sin ningún
personal de seguridad. Arribó en una camioneta junto al chofer, descendió y
saludó a todos (meseros, secretarias, edecanes, comunicadores, intendentes,
músicos, chef y chump) lo que estaban en ese momento.
Según el informante no adoptaba
ninguna pose. Simplemente se percibe un hombre sencillo.
No sé si sea estrategia de
publicidad o realmente así sea Walton. Asunto que descubriremos si
llegara a ser candidato a gobernador o si conquistara ese puesto.
Buena reseña David, Felicidades
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