lunes, 21 de abril de 2014

A quien se respeta y el odiado

El venerado es Gabriel García Márquez quien falleció el primer día de un puente vacacional (La) Mala hora. La familia solicitó privacidad en las exequias y quien rompió esa petición fue un político de nombre Carlos Salinas de Gortari Yo no vengo a decir un discurso. El personaje odiado por gran parte de la sociedad mexicana.

Salinas de Gortari insinuó ser amigo íntimo de la familia del autor de El Coronel no tiene quien le escriba.

Fue a ofrecer el pésame a “la señora Mercedes, a Rodrigo y Gonzalo, sus hijos; y también a Mónica, su secretaria” a quien intuyo les habla de tú.

Llegó El Otoño del Patriarca porque Salinas fue de los pocos políticos que destaca la prensa en las pompas fúnebres. Llegó antes que Enrique Peña Nieto, el presidente. Como político, Salinas, nos regala su don de la ubicuidad, por eso, se deduce, detrás del trono.

Fue precisamente una reportera de origen colombiano quien le preguntó sobre su injerencia en Los Pinos. Respondió: Está muy bonito el día. Es decir, El general en su laberinto, no lo negó. Por lo tanto Doce cuentos peregrinos indican que sí decide.

La nota es ¿por qué no lo cuestiona sobre este tema un comunicador nacional? Todo indica que estamos frente a un caso de Noticia de un secuestro (informativo). Asunto que pudiera trascender, se comenta, hasta en el contenido de las redes sociales.

Salinas es odiado porque se ha dicho es el autor intelectual del asesinato de Colosio, y, al mismo tiempo el más envidiado por la clase política, en este nivel se ha ganado respeto. Es hábil. Sin embargo, esas diferencias que se perciben entre él y el poder Ejecutivo, podrían descarrilar a este partido en su pretensión de colocarse otros sexenios en la presidencia.

En otro tema. He leído en redes sociales frases de admiración a la obra literaria de García Márquez. Me interrogo si cientos de esos que se dicen fascinados por el escritor colombiano han leído, por lo menos, dos libros completos. Datos duros señalan que un mexicano en promedio lee dos libros por año.


Me seducen dos formas escriturales de García Márquez: lo que narra y cómo lo escribe. Simplemente es generoso; no asoma soberbia. Es, hasta didáctico.

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