El
gobernador del Estado de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, cumple su papel de ex
priista para dividir a la izquierda y con ello provocar el retorno del PRI en 2015.
Su
arribo a la gubernatura en 2011 lo hizo dividiendo a su partido; habría que
reconocerle que sumó a la izquierda y a la derecha a su favor.
En
ese proceso electoral, es vital recordarlo, se enfrentó a su primo Manuel
Añorve. El argumento de Aguirre fue contundente para competir por la
gubernatura: era el mejor posicionado en la mayoría de las encuestas; sin
embargo, quisquilloso con dos grupos locales de poder: Figueroísmo y
Renejuarismo. También con un tercero, con menos peso político, pero importante
como lo es el Astudillismo.
Los
grupos de peso nacional priista, en aquel entonces, lo eran Beatriz Paredes y
Manlio Fabio Beltrones, quienes se inclinaron a favor de Manuel Añorve para
candidato a gobernador y desdeñaron a Aguirre Rivero.
El
as bajo la manga de Aguirre para enfrentar a su partido era el gobernador del
Estado de México, quien a la postre sería candidato y luego presidente del país,
Enrique Peña Nieto.
En
el presente ambiente pre electoral, Aguirre Rivero, impulsó al senador (también
ex priista) Sofío Ramírez Hernández, para contender por la gubernatura. Pero
éste, con el paso del tiempo, se fue desinflando en las preferencias sociales.
Así
que Aguirre o está utilizando a Sofío
para confundir a la izquierda o de plano para dividirla. Porque Aguirre apoya
las aspiraciones del otro senador del PRD, Armando Ríos Piter y al mismo tiempo
la de su coordinador general del Comité de Planeación para el
Desarrollo del Estado de Guerrero, también perredista Víctor Aguirre Alcaide;
a los tres para la misma posición política. La otra lectura es que el
gobernador no se ha definido y por lo tanto confunde.
Ya
sea que fraccione o que despiste a los perredistas la conclusión es la misma:
provocar que el PRD pierda en la próxima contienda y facilite el retorno del
PRI a la gubernatura.
El
PRI, en números generales, ha conservado en los dos procesos electorales que ha
perdido la gubernatura, alrededor de 500 mil votos. Ese es su capital político o su voto duro.
El medio millón de votos no los reúne el PRD solo. Y menos bífido.
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