domingo, 25 de mayo de 2014

Rol de Aguirre Rivero

El gobernador del Estado de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, cumple su papel de ex priista para dividir a la izquierda y con ello provocar el retorno del PRI en 2015.

Su arribo a la gubernatura en 2011 lo hizo dividiendo a su partido; habría que reconocerle que sumó a la izquierda y a la derecha a su favor.

En ese proceso electoral, es vital recordarlo, se enfrentó a su primo Manuel Añorve. El argumento de Aguirre fue contundente para competir por la gubernatura: era el mejor posicionado en la mayoría de las encuestas; sin embargo, quisquilloso con dos grupos locales de poder: Figueroísmo y Renejuarismo. También con un tercero, con menos peso político, pero importante como lo es el Astudillismo.

Los grupos de peso nacional priista, en aquel entonces, lo eran Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones, quienes se inclinaron a favor de Manuel Añorve para candidato a gobernador y desdeñaron a Aguirre Rivero.

El as bajo la manga de Aguirre para enfrentar a su partido era el gobernador del Estado de México, quien a la postre sería candidato y luego presidente del país, Enrique Peña Nieto.

En el presente ambiente pre electoral, Aguirre Rivero, impulsó al senador (también ex priista) Sofío Ramírez Hernández, para contender por la gubernatura. Pero éste, con el paso del tiempo, se fue desinflando en las preferencias sociales.

Así que Aguirre  o está utilizando a Sofío para confundir a la izquierda o de plano para dividirla. Porque Aguirre apoya las aspiraciones del otro senador del PRD, Armando Ríos Piter y al mismo tiempo la de su coordinador general del Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado
de Guerrero, también perredista Víctor Aguirre Alcaide; a los tres para la misma posición política. La otra lectura es que el gobernador no se ha definido y por lo tanto confunde.

Ya sea que fraccione o que despiste a los perredistas la conclusión es la misma: provocar que el PRD pierda en la próxima contienda y facilite el retorno del PRI a la gubernatura.

El PRI, en números generales, ha conservado en los dos procesos electorales que ha perdido la gubernatura, alrededor de 500 mil votos. Ese es su capital político o su voto duro.

El medio millón de votos no los reúne el PRD solo. Y menos bífido.

Si el PRD sale dividido (como se ha visto hasta el momento) y aún más enfrentado con Morena, el camino es llano para el PRI. Escenario que está propiciando Aguirre Rivero.

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