miércoles, 19 de octubre de 2016

Gonzalo Rivas Cámara, medalla Belisario Domínguez

Gonzalo Rivas fue un héroe. Quiso ser un flautista y en ello perdió la vida.

Y no fue su comportamiento, de querer apagar el incendio de una gasolinería por una simple reacción, cualquier otro hubiera corrido en sentido contrario; es decir, se alejaría.

Gonzalo se atrevió, sin pensarlo mucho, a evitar un estallido mayor. Allí se concentra un combustóleo, líquido explosivo. Y lo hizo por su carácter humano.

A Gonzalo lo conocí porque tenía un perro de raza chihuahueño, le puso de nombre Fox. Tal vez retomó el nombre del ex presidente Vicente Fox de una manera irónica. Fox el político era muy alto y éste tipo de perro son cortitos, chiquititos.

Amaba a su perro. Lo cuidaba, me parece, de manera exagerada. Que la croqueta de cierta marca, que el agua debe ser embotellada, que el collar especial y de cuero, que su ropita comprada en una tienda de mascotas.

Al perrito lo cargaba para todas partes y siempre atento a sus movimientos. A algunos les parecerá esquizofrenia a otros nos parece humanismo.

En una ocasión lo encontré muy temprano cerca de la casa. En su automóvil estaba una persona que parecía tenía problemas de beber. Pensé que Gonzalo venía de juerga. No. Sencillamente lo levantó del piso y lo acomodó en el carro para evitar, me dijo, una futura insolación.

Cuando a alguien se le presentaba una descompostura de su carro, Gonzalo de inmediato sacaba su caja de herramientas y se ponía a ayudar. Voy a ser exagerado pero realizaba tareas de mecánico con cualquier transeúnte.

Así era Gonzalo. Y, pocos en Chilpancingo, lo recuerdan por un acto heroico. Como también debe recordarse que en ese 12 de diciembre murieron estudiantes normalistas.

Si los llamados ayotzinapos se quejan del reconocimiento que le pueden realizar a Gonzalo Rivas en el Senado porque no se acuerdan de sus compañeros. Entonces porqué ello omiten a Gonzalo.


Gonzalo tuvo actos humanos; los de Ayotzinapa comportamiento político.

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