lunes, 3 de octubre de 2016

José Francisco Ruiz Massieu (semblanza)

Para hacer una descripción lo más original de la personalidad de José Francisco Ruiz Massieu hago referencia a una de las frases que hoy se aplican en el marketing político: para parecer (lo que se quiere del cliente, en este caso de un personaje político) se tiene que ser.

Si bien el marketing fabrica una imagen, ésta se puede destruir (en un determinado momento) cuando la percepción social disloca lo que cree que era o que le habían construido con la realidad.

Ruiz Massieu era inteligente y no utilizo el calificativo porque muchos lo han comentado, sino porque tuve la oportunidad de constatarlo en dos o tres ocasiones. Así como se puede identificar esta virtud, también se ubica el antónimo de esta forma de ser en las personas en dos que tres charlas. ¿Y por qué no equiparar otro tipo de caracteres de los individuos con esa misma cantidad de encuentros casuales?

Al inicio de su gobierno Ruiz Massieu se propuso combatir el cacicazgo cetemista de Filiberto Vigueras Lázaro, nada más ni nada menos que el dedo pulgar de (Don) Fidel Velázquez, el gran líder obrero. El índice decididor de espacios políticos. Ante eso se enfrentó José Francisco, y lo logró.

Como en muchos acontecimientos políticos hago la interpretación del caso.

Vigueras Lázaro, en aquellos tiempos representaba una enorme lápida para generar proyectos diferentes, nuevos, en la entidad. Por ejemplo, cambios en la ley electoral y la construcción de la autopista del Sol y Filiberto representaba la oposición interna. La externa apenas se estaba construyendo, de hecho se concreta en el sexenio siguiente con Rubén Figueroa Alcocer contra Félix Salgado Macedonio.

Los periódicos de la época dan cuenta de la rivalidad pública que sostuvieron Vigueras Lázaro y Ruiz Massieu.

Ruiz Massieu, interpreto, apoyó a grupos perredistas y los priistas, entonces leales, se unieron para derrocar a Filiberto quien dirigía la Federación de Trabajadores de Guerrero, organización que venía controlando desde hace más de 20 años.
El encontronazo fue tan radical entre los neo caciques (dinos) frente a los bebé (saurios) priistas que resultaron muertos dos personas y una veintena de lesionados.

Con este suceso trágico inicia la debacle de Filiberto. Uno o dos años después Lázaro busca una diputación federal y su sector y partido se lo niegan al otorgársela a un panista, según refiere la historia a través de un recuento de votos –increíble- para aplicar la justicia democrática. Aquí Filiberto tuvo claro que ya había concluido su carrera política. Se conjugaba la edad y el arribo de nuevas generaciones al poder.

Sigo con la interpretación política, para la caía de Filiberto Vigueras Lázaro tuvo injerencia el poder del gobernador que en estos años era José Francisco Ruiz Massieu.

Ruiz Masssieu conocía a la perfección la incipiente nueva Ley electoral de México y las expectativas que se estaban debatiendo con la apertura plural; además era conocedor de otras legislaciones y de la práctica de la política en otros países, con mayor precisión en Italia donde nuevos sectores estaban arribando a la toma de decisiones. Además hablaba con detalle de los recovecos de la Revolución Mexicana. Estos comentarios se los escuché al término de diferentes eventos. Charlas informales pero que le gustaba abordar.

A través de Florencio Salazar Adame, entonces presidente municipal de Chilpancingo, quien regaló para Radio Universidad una grabadora de carrete (donde he colaborado), y quienes sabíamos era de la entera confianza de Ruiz Massieu, se le hizo la invitación para visitar las instalaciones de la emisora. Dentro del colectivo que dirige esta estación se desató una polémica: por qué darle micrófonos al gobernador cuando tiene a su servicio las otras radios comerciales y la otra parte era saber qué tan agudos éramos para plantearle preguntas que no fueran a modo. Porque nos decíamos de oposición al Estado.

Ruiz Massieu aceptó y la entrevista literalmente fue en cadena estatal (no sé si la primera) con una duración de casi tres horas. Allí conocimos al político, intelectual, al hombre preparado y visionario. Las relaciones gobierno universidad tuvieron un toque diferente.

Ruiz Massieu era hiperactivo. Casi no dormía. Quienes tuvieron la oportunidad de estar al lado de él en un día cualquiera, se dieron cuenta que prácticamente no se cansaba. Era la misma dinámica desde que comenzaba el día hasta que se despedía para dormir.

Dicen que para él era vital la imagen que deseaba impregnar en el consciente colectivo y todos los días, como gobernador, revisaba el boletín, mismo que aparecería al siguiente día, que lo aludiera, así como las fotografías que iban a difundirse. Entendía a la perfección la importancia de lo que entonces se conoció como Comunicación Social.

Que recuerde fue el primer gobernador que publicó artículos en periódico de circulación nacional, para mayor precisión en La Jornada, cuyo director era Carlos Payán, considerado el rotativo de izquierda y plural. Es decir, tenía múltiples méritos JFRM como político y como gobernador exponía su visión de los temas actuales, temáticas que pocos políticos abordan por miedo a la exposición pública. A Ruiz Massieu le gustaba el debate la controversia argumentada.

En México los políticos son cautelosos y difícilmente dan a conocer su habilidad para escribir y menos su manera de pensar; como gobernador en funciones tenía el tiempo para escribir, porque se parte de la idea de que están muy ocupados en resolver los problemas de su entidad y que no tendrían por qué tener tiempo para perderlo en escritos.

JFRM nos mostró su conocimiento y su habilidad para polemizar.

Mi manera de ver el asesinato de JFRM era para detener al salinato. Aquí, en el ámbito del poder no interesa si es inteligente o persona capacitada o preparada; se observó que pertenecía a un grupo. A la muerte o asesinato de Luis Donaldo Colosio, la segunda posibilidad de candidato a la presidencia era JFRM.


Ruiz Massieu no fingía ser inteligente, ni hábil, simplemente lo mostraba porque así era él. Esto le causaba placer, en cambio a otros les cuesta trabajo; tan simple, no les entusiasma leer, no saben escribir, por lo tanto carecen de ideas y además creen gobernar. No son integrales como José Francisco Ruiz Massieu.

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