Vamos a diseccionar al
partido de los colores negro amarillo. O sea el PRD.
El PRD de las cúpulas.
En este momento son dos mayoritariamente: a) los ex dirigentes y b) actuales
dirigentes.
El inciso a prácticamente
se ha ido a Morena y los del otro inciso siguen en este partido y están
tratando de realizar una alianza con el PAN. Se podría mencionar a otros
dirigentes que, en menor proporción son ideológicamente neutros, y son
perredistas perredistas.
Los cuadros medios del
perredismo se encuentran confundidos. Todavía no saben hacía dónde dirigirse de
esas tres opciones.
Lo que en lo personal
me queda claro es que la base perredista se mantendrá en esta posición y por
más que le digan o le oferten estará en su partido. Son leales a estos colores.
No se van ni con Morena ni con el PAN.
Los dirigentes harán
sus acuerdos y negociaciones, ya sea con la que dicen ser sus compañeros de
izquierda o con la derecha, pero si base perredista.
Esta característica ya
lo han entendido, principalmente, los de Morena, y, dentro de poco tiempo
también lo entenderán los de la derecha.
Los dirigentes
perredistas en cualquiera de sus versiones hacen política pragmática.
Privilegian sus intereses personales.
Creo que los perredistas
que se queden les va a ir de maravilla. Conservarán el registro y además
tendrán la oportunidad política que les han negado los actuales dirigentes y
los ex.
El verdadero PRD se
encuentra en las bases, en esos colonos, campesinos y profesionistas que alguna
vez creyeron en un cambio desde la izquierda.
A la inquietud de
¿cuándo dejó de ser la alternativa social el PRD? Cuando quitó el acercamiento
con la sociedad con elecciones primarias. El ciudadano tuvo la oportunidad, a
través del PRD, de obtener poder.
Llegó la ambición
desmedida de los dirigentes y con ello el alejamiento social.
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