El nombre de Ricardo
Monreal mantiene en zozobra a la clase política.
Antier difundió un video, a través de
redes sociales, donde cuestionaba el método para elegir al candidato de Morena
para la ciudad de México.
Supongo que más tarde, por su
elaboración, escribió un artículo publicado en el periódico Milenio (martes 29
de agosto de 2017), donde aceptaba los resultados del sondeo cuestionado y
ubicarse en tercer o cuarto lugar.
Con el video se interpretó una distancia
política tanto con Morena con Andrés Manuel López Obrador. Con el texto se
infiere que, o hubo un arreglo o abrió un compás de espera para ver qué le
pueden ofrecer ya que no le satisface ser senador por este partido.
Como político profesional que es, por
más de 40 años, ha aprendido a venderse. Se oferta porque entiende que su
posición es privilegiada.
Nada más ni nada menos que puede
derrotar o llevar al triunfo a quién sería el próximo presidente en la persona
de López Obrador.
El bastión de Morena es la ciudad de
México. No tiene mayores posibilidades de triunfo en otra entidad que no sea el
centro.
Y como estoy hablando de una cultura
mexicana centralista, lo que decida Monreal afecta o beneficia a Morena o a
AMLO. Aquí, el orden de los factores, como en la suma, no altera el resultado.
Morena es AMLO o viceversa.
En la ciudad de México, desde hace
unas semanas, se viene trabajando una alianza PRI, PAN, PRD, MC frente a
Morena.
AMLO o Morena, por su popularidad, es
el adversario a vencer.
Y si Ricardo Monreal alcanza a
dividir a Morena, aunque sea mediáticamente, ya es un buen avance político para
quienes desean inicie el declive de AMLO.
Monreal no ha dicho su última
palabra, tiene en zozobra a la clase política.
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