En política todo se
vale. Lo único que ya no es permitido ni válido es matar.
Ese mecanismo se
desterró con la práctica de la democracia electoral.
Evidentemente habrá
quienes no estén de acuerdo porque pondrán sobre la mesa el magnicidio de Luis
Donaldo Colosio Murrieta. Y eso no se puede negar; pero lo que se puede decir
es que ya no es un método recurrente.
Cuando se utiliza la
democracia electoral se entra a otro tipo de guerra: convencer, persuadir.
Vamos, utilizar otras
vías si quieren calificarlas de chapuceras pero que en esencia evitan la
violencia física.
Todo dentro de lo que
no se encuentra escrito en la legislación y que poco a poco va borrando con las
reformas.
Recuerdo por ejemplo,
cuando trasladaron a miles de personas de un estado a otro diametralmente
opuesto geográficamente.
Para subsanar ese
engaño se crearon más candados en la credencial de elector.
Existe otra artimaña,
también legal, que consiste en una votación masiva de un partido en las siglas
de otro. A esto se le conoce como alianza de las cúpulas en donde el voto duro
simplemente obedece. Por supuesto que este comportamiento se premia.
Ahora, interpreto,
debe mostrarse confianza entre los partidos políticos. Debe haber señales de
alianza o de coalición.
Y ese ejercicio, me
parece, es el que estamos viendo en Tecpan de Galeana, Guerrero, en donde casi
2 mil priistas se han ido a las filas del PRD, según nota informativa publicada
en un periódico de circulación estatal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario