Como ya se ha difundido la semana pasada la Auditoría
Superior de la Federación (ASF) informó
que inhabilitaba por 10 años a Héctor Vicario Castrejón por malos
manejos durante su gestión al frente de la delegación de la Secretaría de
Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, mejor conocida por sus siglas de
SEDATU, para ayudar a los damnificados de los fenómenos Ingrid y Manuel.
A tragar gordo, dirían algunos políticos.
Y es que la ASF tiene varias facultades de acuerdo a las
leyes que se aprobaron en el poder legislativo federal. Sólo menciono dos:
investiga y castiga.
Reitero, las resoluciones no son recomendaciones, sino
determinaciones.
Aquí copio el párrafo de introducción de la misma institución:
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) es el órgano técnico especializado
de la Cámara de Diputados, dotado de autonomía técnica y de gestión, se encarga
de fiscalizar el uso de los recursos públicos federales en los tres Poderes de
la Unión; los órganos constitucionales autónomos; los estados y municipios; y
en general cualquier entidad, persona física o moral, pública o privada que
haya captado, recaudado, administrado, manejado o ejercido recursos públicos
federales. El resultado final de la labor de la ASF son los Informes
Individuales de Auditoría y el Informe General Ejecutivo del Resultado de la
Fiscalización Superior de la Cuenta Pública.
De las principales encargos y objetivos de la ASF es: “Fincar
directamente responsabilidades resarcitorias y aplicar multas y sanciones”.
Por lo tanto,
no se puede escribir de una supuesta anomalía; sino de un hecho consumado.
Vamos, de un delito. En ese sentido la conclusión es determinante: 10 años
inhabilitado.
Cabe, por
supuesto, la defensa que desee realizar el diputado Héctor Vicario Castrejón.
Sin embargo, el procedimiento de la Auditoría es que primero llama a quien se
le imputan irregularidades para que tenga la oportunidad de solventarlas.
La ley prevé
que existen tiempos para que la institución recibas las aclaraciones
pertinentes y si no se cumple con las fechas se da por sentado que hubo fraude
o desvío de recursos, según sea el caso.
La
resolución de la ASF no podría tomarse como una acción política, porque es un
órgano técnico aprobado por todos los partidos políticos y lo que busca en
esencia es el buen manejo de los recursos públicos.
Va a ser
interesante conocer cómo se va a conducir el Congreso local, ya que el diputado
Vicario ostenta fuero. En estos casos ya se ha pronunciado el diputado Ricardo
Mejía Berdeja de quitar el fuero para evitar defender u ocultar a corruptos.
Cabe la
interpretación de que sea inhabilitado para futuro y no por su pasado. Es
decir, que no se le puede castigar por el cargo que representa. Pero la imagen
“sucia” molesta no sólo al diputado, sino a su partido y al Congreso de
Guerrero.
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