El aforismo “divide a
tus adversarios y vencerás” sigue vigente en la política mexicana.
El desafío, claro
está, es ir adaptando la frase a los tiempos actuales.
Esta estrategia, por
lo general, la aplica quien se encuentra en el poder, porque, se supone, posee
todas las herramientas que le otorga el poder político y económico.
Entonces, en México,
el PRI es quien está enfrentando a sus contendientes políticos ubicados en los
partidos políticos PAN y PRD, principalmente, ya que son quienes tienen mayor
peso en el poder legislativo.
De este lugar se infiere que también inciden en
la sociedad.
El otro espacio que se
ha convertido en un rival silencioso para el PRI es el pueblo con su incipiente
organización a través de candidaturas ciudadanas o independientes.
Morena, como ya he
escrito, es el rival a vencer.
A cada cual le está
aplicando una táctica específica.
Asomémonos al cómo.
A la alianza PAN PRD
los mismos militantes de cada partido están en una discusión, tanto psicológica
como política, que lo único en lo que ha derivado es en el enfrentamiento en
cada institución partidaria. Unos están de acuerdo con la alianza porque
entienden que están peleando el poder y otros no lo aceptan por principios
ideológicos. Finalmente están descuartizados. Y parece que así se van a quedar.
La propuesta priista
de candidato externo, de postularlo, podría atraer a esos ciudadanos que
entienden (y que lo han expresado en encuestas) que un candidato de partido es
sinónimo de corrupción.
El haber anunciado,
insisto como partido en el poder, que podría postular a un ciudadano, va a
incrementar este tipo de candidaturas. Es decir, que no serán unos cuantos
animados a postularse, sino que florecerán como epazote. En otras palabras,
disuelve a la sociedad.
En el caso de Morena,
el PRI, está utilizando la maniobra de alejar al sector empresarial de este
partido político.
El PRI no sólo divide a sus adversarios, sino
que los diluye.
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