El viernes pasado Ernesto Ortiz Diego me permitió ofrecer
una plática sobre política y comunicación en un diplomado para analizar el
comportamiento del poder.
Algunos temas, como siempre quedan en la libreta. Abordé de
manera sucinta sobre el placer de leer, escribir, observar cine, escuchar radio
y disfrutar la televisión. Mejor conocidos como medios de comunicación.
Sinteticé, bueno eso creo, que la comunicación todavía no se
establece entre el emisor y el receptor, sino más bien se aplica la
información. Y expliqué cómo se realiza ese fenómeno en casi todo el mundo, sin
importar su ideología, con cada uno de los canales. Simplemente porque se
ejerce el poder.
Al empezar el tema del placer establecí que sólo unos
cuantos disfrutan cada medio de comunicación cuando conocen la técnica.
Me explico: todos somos susceptibles de conocer la
escritura; pero muy pocos de disfrutarla cuando se descubren la redacción y
obtienen placer al exhumar literatura. Casi todos, dejo de lado los analfabetos
por obvias razones, deslizan la pluma o aprietan el teclado y pueden escribir
frases. Cuando se construyen ideas claras y que atrapan al lector, entonces se
redacta; pero llevar al lector con las dos herramientas anteriores a una
imaginación, entonces se dibuja literatura.
Arribar a la fase anterior, tanto escritor como lector, es
cuando realmente se goza el texto. Para alcanzar este nivel se requiere
conocimiento de la técnica e intensa obstinación. Asunto, que desgraciadamente,
a pocos les interesa.
Cuando hablé sobre el canal radio expresé que, ni modo, sólo
aquellos que conocen el lenguaje de este medio también obtienen placer. Muchos
oirán, pero pocos escuchan. Sin embargo, cuando penetras en el cómo se hace radio,
hasta entonces, consigues delectación.
Lo mismo sucede al observar la televisión. Es la técnica de
los encuadres y movimientos de cámara. Y, hasta de iluminación lo que puede
ofrecer placer a través de la pantalla. No es solamente que una persona se encuentre
“retratada” en el cuadro y discurriendo; para lo cual se diga eso es “hacer”
televisión. Sólo es cuestión de conocer la técnica porque la imagen ya circula,
lo manifiesto con todo respeto para nuestros compañeros de televisión local.
Algunos dirán que falta calidad de imagen, no creo, más bien ganas de hacerlo
diferente.
Alcanzar placer al observar una cinta cinematográfica es,
insisto, cuestión de saber la técnica. No es quedarse con conocer la historia
de la película. Es todo un conglomerado de temas. No habría que confundir al
cinéfilo, con quien además de saber de cine, se ha introducido en la técnica de
este medio de comunicación.
Para finalizar y tratar de marcar la diferencia entre el
gusto y el placer en los medios de comunicación, mencioné que muchos podremos
decir que una música es excelente o bonita, pero sólo aquellos que conocen los
7 tonos musicales, en combinación con acordes y sonidos de los instrumentos,
sólo ellos son a quienes les causa placer este arte. Porque saben de arreglos y
toda esa información intrincada de los corchetes y medios tonos (a lo mejor
hasta cometo una barbaridad con los términos).
Concluyo. Los conocedores de la técnica en cualquier
actividad del hombre, les causará placer. A los demás nos parecerá agradable y
fantástico y nos conducirá al gusto; pero jamás a la voluptuosidad.
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