De entrada, sigue el teatro político para
ofrecer la impresión de las consecuencias de la visita de Donald Trump con el
presidente Enrique Peña Nieto: cae Luis Videgaray, secretario de Hacienda,
porque con esto se reafirma que él fue el ideólogo de esa entrevista, cuyo
desenlace, extremo, rayó en el calificativo de reunión estúpida.
En política no existen las sorpresas,
sólo los sorprendidos. Y un buen político debe preparar una excelente farsa,
por eso la ubico como teatro.
Enrique Peña Nieto se está protegiendo
ante lo inminente: su desprestigio como presidente y como ya no va tener fuerza
política (allí están los resultados de las encuestas donde apenas 2 de cada 10
mexicanos dicen que lo apoyan, ha cometido demasiados errores en sus
declaraciones, existe una división al interior del PRI por ver quien ejerce el
poder y se encuentra en la recta final de su periodo) , por ello busca un
aliado, y ese es el partido demócrata de los Estados Unidos.
El escenario político en Norteamérica,
como todo proceso electoral democrático es de incertidumbre. El ganador tendrá
una diferencia mínima, pero eso, por lo menos en este país, tampoco indica que
habrá una división, ya que el perdedor reconoce a quien triunfa y se ponen a
trabajar.
Hasta el momento el partido demócrata de
Hillary Clinton va punteando en la mayoría de las encuestas. En los últimos
meses -junio, julio y agosto- le dio la vuelta a las preferencias sociales. Iba
ganando Trump y ahora (por tres puntos porcentuales) encabeza Hillary.
Faltan dos meses y caballo que alcanza
gana, refiere un adagio popular político.
La apuesta del equipo de Enrique Peña
Nieto se encuentra en que triunfe Hillary. Y Peña Nieto con ellos va a
encontrar protección política.
Vamos se dejó utilizar el presidente para
que Trump perdiera simpatizantes y votos en Estados Unidos. Trump había
cambiado de estrategia hacia los inmigrantes, algunos se confundieron y con la
visita a México reconfirmaron que era el mismo Trump xenofóbico. Hasta
compañeros del partido Republicano anunciaron que van a votar por los
demócratas.
Si no cambia o quita a quien se señaló
como responsable de la visita de Trump se hubiera descubierto la
pantomima. El show debe continuar.
Peña Nieto políticamente lo observo solo.
Y como algunos diputados priistas exigen que ya es el momento de fincar
responsabilidades al poder ejecutivo por corrupción, mensaje dirigido a “su
jefe”, por lo tanto, éste está buscando protección y los únicos que le pueden
dar inmunidad son los triunfadores demócratas norteamericanos del proceso del 8
de noviembre.
Queda la incógnita ¿y si pierden? No
solamente a Peña Nieto le irá mal, sino a todos los mexicanos.
Se puede especular que con el movimiento
de José Antonio Meade a Hacienda lleva cierta delantera para convertirse en
candidato. Pero queda en eso, un simple comentario.
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