lunes, 26 de septiembre de 2016

Debate vs violencia

El uso de la violencia legal, se estipula en las leyes, es utilizada por el Estado o sus representantes que se encuentran en el gobierno.

Se debe utilizar a las fuerzas armadas cuando está en riesgo la estabilidad, paz y tranquilidad de una nación o de sus gobernados.

De lo anterior se desprenden interpretaciones varias. La redacción de la legislación es amplia, muy general.

La que todos aceptan es cuando se entiende que va a suceder una invasión. Cuando existen conflictos internos es cuando se presentan disquisiciones.

Para evitar ese tipo de conflagraciones, como las guerras, es que se practica la democracia. Una manera pacífica de disputar el dominio.

Las diferencias, en una democracia, se revelan en los discursos y con mayor ahínco en los debates. El medio es la persuasión para convencer al mayor número de electores.

El uso de la violencia la entiendo como un método para intimidar al adversario o enemigo.

Un procedimiento, intermedio, entre violencia y democracia es la maledicencia, cuyo objetivo busca la desacreditación. Y digo entreacto porque alimenta el odio y éste a su vez el fanatismo.

La insidia fue la estrategia que se utilizó durante le época de las monarquías. No existía otra maniobra para desprestigiar a quien estaba en el poder, pues éste, se decía, lo otorgaba Dios.

La calumnia, como treta política, se ha conservado en estos tiempos democráticos, pues lo que se busca es persuadir a muchos, los que van a las urnas para elegir al nuevo gobierno.

Entonces lo que habría que desterrar en estos tiempos democráticos es la mentira.

El otro impedimento para avanzar en la decisión de la mayoría es que algunos grupos de poder siguen utilizando la violencia, como ya lo escribí, para intimidar a los demás.

Aplican la violencia para conservar el poder.

Ejemplifico: hace dos años, precisamente en septiembre Ángel Aguirre Rivero, gobernador de Guerrero, por segunda ocasión, había ganado elecciones internas en su nuevo partido, el PRD. Usó el poder que le otorgaba ser gobernador; era inconcebible que el mandatario pudiera ganar una elecciones internas cuando apenas había llegado a esta institución.

Aguirre logró controlar al PRD y tenía en sus manos al gobierno; causó estupor cuando comenzó a impulsar a su hijo como candidato a presidente municipal de Acapulco. Conclusión iba a dominar la entidad. Y eso no lo iban a permitir sus adversarios y menos sus enemigos.

A finales de ese septiembre sucede la desaparición de 43 normalistas en Iguala y la posibilidad de que hayan sido incinerados. Con ello devino la inestabilidad y luego la caída de Aguirre Rivero.

Recientemente en Charlotte, Carolina del Norte, asesinaron a un joven de color a manos, se dice, de la policía. Lo que llama la atención es que el gobernador de este territorio es miembro del Partido Republicano y fue alcalde de aquella ciudad.

El candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, se presentó en el lugar de los acontecimientos, evidentemente para defender al gobernador de su partido.

Me pregunto: asesinan a un negro y los responsables políticos son de un partido determinado. En medio de una elecciones muy competidas o cerradas. ¿Habrá sido provocado? Además este tipo de sucesos (golpear a negros) se están repitiendo.

Ante esa astucia de algunos que se encuentran en el poder debemos impulsar la cultura del debate de los contrincantes. Evidentemente no son suficientes algunos encuentros verbales, pero se va construyendo una vía pacífica para convencer a los demás.

Las muestras de avances democráticos las exponen los gringos. En estos días los candidatos a la presidencia iniciarán con debates a través de los medios de comunicación.

Persuadir es el medio, el fin convencer para orillarlos a votar.

La pregunta inquieta. ¿Qué (partido) originó la situación inestable que vivimos? A nivel nacional el PAN. En la entidad el PRD. Con el PRI hubo tranquilidad y conste que esos grupos conocidos ahora como delincuencia organizada ya estaban instalados en el país.

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