Tener otra preferencia sexual no limita
los derechos políticos. Muchos menos derechos humanos.
Así que si una persona gay, lésbica,
homo, bi y transexual desea formar una familia para proteger sus bienes, está
en su derecho. Así como participar en la toma de decisiones.
Hace años me resistía a la adopción de
estos grupos. Mi argumento, ahora lo veo endeble, es que al pequeño lo iban a
obligar a ser como ellos.
La naturaleza, es la naturaleza se es o
no se es, no creo en esas historias, por muy terribles que sean, que tuercen
los gustos sexuales de una persona.
Creo en los que experimentan, ya sea por
curiosidad o por conocer cómo es ese ambiente. Pero de ahí a que se rompan, lo
dudo. Se han de doblar todo lo que quieran pero no se quiebran.
Entonces las personas de otras
preferencias sexuales son ciudadanos. Y tal como lo establece la Constitución
tienen derechos y obligaciones.
Derecho a formar una familia ya que han
creado un patrimonio y éste debe quedarse en alguno de sus integrantes. Y/o a
heredar su caudal tal y como lo ha
realizado una pareja heterosexual.
La comunidad lésbicogay siempre ha
existido, en la actualidad ha crecido y se ha diseminado. Y como cualquier
grupo lucha por la toma de decisiones.
La iglesia tuvo todo el poder durante 3
siglos y se le conoce como oscurantismo.
El brete con el que vivió la iglesia fue
el dogma. Su única verdad y la conservó hasta que ya no pudo más. Bueno,
todavía quedan inconvenientes.
Aparece, por ejemplo, en redes sociales
argentinas que quien es el Papa tuvo un hijo. Desde mi punto de vista no tiene
nada de pecaminoso, finalmente también es un ser humano.
Y como seres humanos se debe pensar en el
matrimonio entre personas del mismo sexo y en la adopción.
En el terreno político tiene más fuerza
lo que diga la iglesia y esto le traería saldos negativos al partido que
llegara a aprobar el matrimonio y la adopción de personas con otras
preferencias.
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